Semua Bab ¡No La Provoques! La Falsa Heredera es la Hija del Magnate: Bab 11 - Bab 20

Claudia seguía vestida como un pavo real, cubierta de joyas de oro y plata, presumiendo su lana. Su voz rezumaba un orgullo arrogante.—¡Mírala! ¿No es ésta la representante de Nubelis, la gran señorita Mariana Vázquez? ¿Qué haces recogiendo basura en la puerta de la universidad?Pisó el libro que Mariana estaba a punto de levantar.El veneno de Claudia se saboreaba en el aire. ¿Qué le importaba si Javier no la amaba? De todas formas, ¡tendría que amarrarse con ella!Bastó un puchero estratégico a sus papás para que se pusieran como fieras. No solo le consiguieron una lana extra de un millón de dólares para su nueva película con su tío, ¡sino que armaron una cena de compromiso esa misma noche con los López en el restaurante más caro!Mariana levantó la mirada y la atravesó con la suya, fría como el hielo.—¡Quítate!—¿Y si no me quito, qué vas a hacer? Claudia la miraba desde arriba, escupiendo su rencor con los ojos.Pinche víbora, pensaba. Con esa carita de mosquita muerta y un orige

Mientras tanto, cuando Mariana vio que Alejandro regresaba con cara de pocos amigos, dejó los palillos.—Tío, ¿por qué esa cara? ¿Pasó algo con la llamada?Al ver la cara de preocupación de Mariana y acordarse de la maldad de Claudia, a Alejandro se le estrujó el corazón.No quería arruinarle el buen humor a Mariana, así que nomás le contestó, —Nada, solo me encontré con un perro callejero ladrando.Mariana pensó un momento y luego comentó, —Bueno, si es un animal, ¿pa' qué nos rebajamos a su nivel?—¡Jajaja! —Alejandro soltó la carcajada y se le quitó lo amargado de volada. Agarró los palillos y empezó a servirle comida a Mariana—.Ándale, Mariana, come más, estás bien flaca, necesitas echarte unos buenos tacos. Mientras tu tío esté aquí, te voy a poner bien cachetona y nadie te va a hacer daño nunca más.Mariana sintió un calorcito en el corazón. Qué chido se sentía que la cuidaran.Después de comer, Alejandro fue por el coche mientras Mariana esperaba afuera.Pero apenas había salid

Pa' vengarse de Claudia, de verdad había llegado tan lejos.¿Tanto la odiaba?¿Hasta el punto de arruinarle sus sueños?Sergio se sintió incómodo sin saber por qué con esa mirada.Por un momento no pudo verla a los ojos.Claudia, con miedo de que él se ablandara, de volada echó más leña al fuego.—Pero mana, ¿no has andado ya con varios hombres? El presidente Diego y ese millonario guapo que te recogió el otro día... ¿pa' qué necesitas venir a dar lata a la universidad?Al oír esto, Sergio levantó la cabeza sorprendido, y lo poquito de culpa que sentía se le quitó por completo.En cambio, la regañó enojadísimo: —Mariana, ¿desde cuándo te volviste tan descarada? Después de dejar a la familia de Claudia, andas con un hombre tras otro, es una vergüenza total.Luego se acordó de cómo se había portado ayer sin mostrar ni tantita pena.Claramente había hecho algo mal, pero ni siquiera era capaz de pedir una disculpa básica.Esta vez, tenía que ser firme y darle una buena lección.—Hoy dejo c

Aclarándose la garganta, intentó arreglar el asunto rápido: —Cálmense todos, fue un malentendido, todo fue un malentendido.Intentó cambiar de tema.Pero entonces, Alejandro, que había estado callado un buen rato, habló de nuevo, con un tono que no aceptaba peros.—A los cincuenta millones de mi inversión, ahora le añado una condición, y es que: ¡nunca se trabaje con esta señorita Claudia ni con su familia, para que no afecte la buena suerte del proyecto!¿No era eso como decir que ella traía mala vibra?Claudia casi se muere de rabia.Ya iba a contestar, pero la mirada del hombre era demasiado intimidante.Solo pudo mirar a Sergio con cara de súplica, con un tono lleno de dolor: —Tío.Sergio reaccionó.Ya iba a decir algo.Alejandro le echó una mirada indiferente, con tono tranquilo.—Casi lo olvido, ¿la familia Sergio, verdad? Por favor, recuperen su pequeña inversión.Sergio también se puso pálido de rabia.Claramente lo estaba menospreciando por este millón de dólares.Pero compara

Por el lado de Mariana, al regresar a casa, Alejandro de repente le dijo:—Mariana, te asigné el proyecto entre Nubelis y Releo. Tu tío tiene que irse unos días, así que acuérdate de cuidarte bien.Mariana lo entendió sin problemas.Las raíces de la familia Mariana estaban en Solsur, y todavía no tenían una base sólida aquí. Su tío estaba bien ocupado y no podía quedarse mucho tiempo.Asintió: —Tío, vaya a hacer sus cosas, yo me cuidaré bien, y en cuanto al proyecto, seguro que cumplo con la tarea.Mariana era bien considerada.Pero cuanto más comprensiva era, más preocupado se sentía Alejandro.Como si se le ocurriera algo, sacó una tarjeta negra de su bolsillo y se la dio con firmeza.—Toma, quédate con esta tarjeta, tiene algo de lana, y tienes que gastártela. Si no la aceptas, lo voy a convertir todo en regalos y te los voy a mandar.Le había cerrado todas las salidas.Mariana no pudo rechazar este gesto amable y la aceptó.—Gracias, tío, me acordaré de gastarla.—Si te topas con c