—Ya le hablé a la poli, aquí hay cámaras de seguridad, esto es intento de agresión planeada, no vas a poder escapar.Mariana, al escuchar esa voz conocida, se sorprendió y levantó la mirada para ver quién era su salvador.¡Resulta que… era Dante!¿Él la había salvado?Mariana apretó los labios, sintiendo algo raro en el pecho. Antes, frente al profe, este chavo siempre parecía dudar de ella.Pero ahora, sin pensarlo, la había salvado arriesgándose.El chavo en realidad era frío por fuera, pero buena onda por dentro.Mientras tanto, Juana, al oír “llamar a la policía”, se puso pálida y por fin le dio miedo.—¡No le hablen a la policía! Yo… yo no quería atropellarla de verdad, solo quería que se lastimara tantito. ¡Si le hablan a la poli me van a arruinar, de verdad!Se arrodilló a medias, agarrando la ropa de Mariana, con lágrimas en los ojos.—Ya sé que la regué, te lo juro, perdóname. Estoy bien chava, no quiero ir a la cárcel. Porfa.Pero Mariana le quitó el brazo fríamente.—¿Crees
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