Lahat ng Kabanata ng ¡No La Provoques! La Falsa Heredera es la Hija del Magnate: Kabanata 61 - Kabanata 70

—Mamá, ¿por qué viniste? Al rato tengo que salir, ¿no puedes dejar lo que sea para otro día?Ya se imaginaba que su mamá venía a darle el mismo sermón de siempre, que tratara mejor a Claudia y así.Ya estaba harto de oír lo mismo.Inesperadamente, Nubia tenía la cara fría.—Javier, te voy a preguntar algo y quiero que me digas la neta.—¿Qué pasó?Javier no entendía nada.Nubia le soltó directo: —¿Le diste un buen de lana a Mariana por la ruptura?—¿Qué?Javier de plano pensó que había escuchado mal.—¡No te hagas!Nubia aventó su bolsa al sillón y se sentó de golpe.Cruzó los brazos y, con cara de pocos amigos, dijo:—¡Mariana ya es la jefa adjunta de Rincón Exclusivo! ¿Sabes qué es Rincón Exclusivo? Es una tienda de diseño privado que me costó un montón descubrir, todo lo que venden ahí son piezas hechas a mano, cosas que ni con dinero puedes comprar, ¡y ahora ni siquiera me dejan entrar!Javier seguía con cara de “¿qué onda?”.—Mamá, ¿de qué hablas? ¿Mariana es la jefa adjunta? ¿Net

Él había dicho que vendría a ver, pero no pensó que fuera cierto.Cada que Javier pensaba que Mariana, después de dejarlo, todavía tenía lana para abrir su propio negocio y vivía tan tranquila—como si dejarlo hubiera sido lo mejor—le daba un coraje que no podía explicar.Sobre todo al ver esa cara bonita, se la imaginaba coqueteando con otros,igual de entregada que fue con él.Mientras más lo pensaba, más se encendía y más hablaba sin filtro.—Seguro cuando estabas conmigo ya tenías a otro en la mira, si no, ¿cómo una chava como tú, que me rogó años y ni a patadas se iba, iba a dejarme así nomás? ¡Eres una descarada—No terminó de hablar.De repente Mariana se levantó y ¡PAM! ¡PAM! le soltó dos cachetadas a Javier.Se le marcaron los cinco dedos bien claritos en la cara.A Javier se le entumió media cara del golpazo.Tanta paciencia ya la tenía al límite.Soltó un resoplido frío, cortando de tajo lo que Javier seguía diciendo.—De verdad estaba ciega antes, para fijarme en alguien ta

—¡Señor, por favor, no haga el ridículo!Ahora sí el jefe se enojó.—¡Le juro que no miento!Javier estaba tan furioso que sentía que iba a explotar, él decía la verdad, ¿por qué no le creían?—¡Eso! ¡Revisen las cámaras, ahí se ve todo, si miento o no!Como si hubiera encontrado su última esperanza.Pero esta vez, el gerente que estaba al lado, habló enseguida.—Perdón, pero nuestra tienda es de diseño privado, tenemos que cuidar la privacidad de los clientes, así que no hay cámaras aquí, pero—En ese momento, cambió la actitud, apuntó directo a Javier y lo acusó:—¡Yo lo vi clarito, fue este tipo el que empezó todo!Cuando terminó, Javier ya estaba tan enojado que hasta los ojos se le pusieron rojos.—¡Malditos! Todos están coludidos, son cómplices…Se estaba volviendo loco de coraje, ya hasta quería soltarle un golpe al gerente.Pero el capitán se le puso enfrente con cara de pocos amigos, se acercó rápido y le puso las esposas.—¡Señor, cálmese ya!Al mismo tiempo.—Nora, ¿estás bi

—Las mujeres tenemos menos fuerza que los hombres, así que no es a la brava, es con técnica, hay que ser rápidas, precisas y directas—Nora le explicó los puntos clave y le mostró cómo atacar dos veces.—Para que duela más, hay que pegar en el ángulo justo, estos golpes no dejan marca, solo después de veinticuatro horas se nota el daño.Mariana era bien lista, aprendía rápido y de volada memorizó los movimientos.En media hora ya los hacía igualito.—¡Señorita, eres una crack! No solo aprendes de volada, también tu cuerpo sigue el ritmo, cada movimiento bien hecho. ¡Eres una genia!Nora ni se esperaba que Mariana fuera tan talentosa.Con razón, lo traía en la sangre de la familia Vázquez, ¡la fuerza ya venía de fábrica!Mariana se sintió apenada por los elogios, pero igual explicó:—La neta, no es que sea súper talentosa, más bien por chamba tuve que entrenar duro, hasta fui piloto. En ese entonces, para pasar los exámenes médicos, neta que te pedían cumplir con reglas bien estrictas.

Para verse bien frente a los amigos de Javier, se maquilló y se cambió, bien arreglada.—Perdón, llegué tarde.Les sonrió a todos.—Hola, Claudia.—¿Cuál Claudia? Dile cuñada.—Ah sí, ¡hola cuñada! Gracias por venir, cuñada.La banda de Javier bien al tiro.Claudia asintió, por dentro bien satisfecha.En cuanto oyó “cuñada”, Javier, con los ojos todos vidriosos, abrió los ojos.En su visión borrosa, la mujer se le acercaba con voz suave y paciente.—Javier, vámonos a casa.La mujer olía igualito a lo de antes, Javier pensó que era Mariana quien venía por él.Se le escapó una sonrisa.Por dentro sentía una alegría que no podía ocultar.Esa mujer, por más que dijera cosas feas, ¿a poco no venía a buscarlo?Pensando en todas las veces que se ponía borracho y ella le limpiaba la cara y lo cambiaba, se puso de buenas, dejó que lo ayudara a levantarse y se fue caminando hacia la salida.La mayor parte del peso de Javier recaía sobre ella.Al principio Claudia aguantó bien, pero ya afuera, tr