—Si él se queda sin chamba, yo le consigo, pero tú siendo tan mamón, ¿no te da miedo el karma?Una frase sencilla, pero que le llegó directo a Tomás.—¿Mariana?Ricardo Villar, que era amigo de Javier, también la conocía, y al oírla se rió feo.—¿Quién eres tú? Ah, Mariana, ya ni Javier te quiere, ni puedes mantenerte sola, ¿y todavía quieres ayudar a Tomás?¡Ubícate! Te recomiendo que no te metas en broncas, mejor regresa a pedirle perdón a Javier, sírvelo bien, igual y te da chance.Ricardo la miraba con burla.Las palabras eran bien pesadas.Tomás apretó los puños, iba a contestar.Pero en ese momento, una taza de café le cayó en la cara a Ricardo.Yolanda, al lado, con la taza en mano, cambió su imagen de siempre y le gritó:—¡Que sirva a tu abuelo! Mira tu cara de puerco, ¿te atreves a molestar a Mariana conmigo aquí? Ya te pasaste.Mariana también estaba enojada, pero antes de que hiciera algo, ya la habían defendido.Se sintió conmovida, se acercó y le dijo bajito:—Yolanda, yo
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