Pero para sorpresa de todos, Valeria no mostró ni una sola fisura.Su rostro permanecía sereno, sin una arruga, sin un temblor.Como si no acabaran de destituirla frente a todo el equipo.Como si no le doliera.Pero solo ella sabía lo que eso significaba.“Cuando el corazón ya está muerto, ya no queda espacio para el dolor”, pensó.Era la clase de pena que no dolía… porque ya no sentías nada.Benjamín lo había hecho de nuevo.Desde que Julieta le había insinuado que quería irse a Sempra y él, sin dudar, lo creyó, la decisión estaba tomada.Entonces fue Ximena Ayala quien alzó la voz, incapaz de contenerse.—Benjamín, yo puedo dar fe de que la directora Santacruz fue a Sempra por un asunto personal. En ningún momento habló de renunciar. ¡Eso es una mentira!Estaba furiosa.No entendía cómo Julieta podía ser tan manipuladora, tan falsa, tan hábil para cambiar las cosas a su favor con esa carita de víctima.Y ella lo había visto todo. Desde que Julieta entró a la empresa, Valeria no había
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