All Chapters of Ceniza en el Viento: La Huida de la Cenicienta Rebelde: Chapter 91 - Chapter 100

Pero, al final, que se haya ido no era tan malo. Así evitaban seguir compartiendo la misma cama. La sola idea de estar juntos resultaba repulsiva para ambos."Al menos dormí bastante bien," se dijo a sí misma Valeria al despertar.Al notar el lado vacío de la cama, no se sorprendió en lo más mínimo. Se levantó, preparó algo de desayuno sencillo y comenzó a redactar su carta de renuncia.A las diez de la mañana, Benjamín le envió un mensaje:"Perdón, Valeria. Anoche Julieta tenía una fiebre muy fuerte. Tuve que llevarla al hospital y estuvimos allí mucho rato."Valeria leyó el mensaje con una sonrisa indiferente."Ya me lo imaginaba," pensó con absoluta claridad.Como siempre, respondió con la generosidad que Benjamín esperaba:"No pasa nada. Ella está sola con su madre enferma… no debe ser fácil para una chica joven como ella."Benjamín le envió un emoji de carita triste:"Qué bueno que no estás molesta."Valeria no respondió más. Solo le pareció ridículo."¿A estas alturas todavía cre

—Así viéndolo bien, ustedes dos no tienen nada que ver —soltó Bianca con una risa mordaz—. Pensé que Benjamín se buscaría a alguien parecida a ti, pero ahora veo que ni siquiera calificas como reemplazo.Valeria no respondió. Ni siquiera sabía si Bianca la estaba insultando… o elogiando."¿Ni siquiera sirvo de reemplazo?" pensó con ironía. "¿Y quién querría serlo, de todos modos? O peor aún… tal vez ni siquiera para eso doy la talla."Desvió la mirada con incomodidad y levantó la muñeca para mirar la hora.—Te recuerdo que Lautaro Herrera solo estará aquí media hora. Tiene otra reunión después, así que si quieres hacer algo, será mejor que te apures.Los ojos de Bianca se abrieron como platos.—¿¡Y por qué no me lo dijiste antes!?Valeria le quitó con elegancia una copa de champán a un mesero que pasaba cerca, y la acercó a los labios, tomando un pequeño sorbo.—¿Y para qué? ¿Acaso ibas a seducirlo en cuanto te avisara?Bianca giró el rostro con fastidio, lanzándole una mirada cargada

Bianca se quedó observando la escena como hipnotizada, y se volvió hacia Valeria con una expresión medio divertida, medio preocupada.—Hay que admitirlo, esa chica tiene lo suyo. Valeria, contra eso no hay mucho que hacer… A este paso, capaz te quitan el proyecto y ponen a otra. Los hombres no resisten un buen llanto, y justo tú, mira, ni siquiera sabes hacerlo bien.Valeria no tuvo cómo responderle. Tenía razón. ¿Quién iba a imaginar que Julieta sería capaz de bajarse así, llorando delante de Lautaro sin ningún pudor?Lloraba tan delicada, tan vulnerable, como un corderito empapado por la lluvia. Era difícil no sentir lástima.Y lo peor de todo era que Lautaro no estaba reaccionando. Mientras no la rechazara de inmediato, todo seguía siendo incierto.Valeria apretó los puños. Sus ojos, fríos y claros, se clavaron en él con intensidad."Si él cambia de parecer ahora, todo lo que hice hasta aquí no habrá servido de nada."Lautaro, con sus rasgos marcados y mirada penetrante, se frotó la

Pero no había forma: si no firmaba ese contrato, no podía irse."Aunque no los mire, puedo sentir las miradas punzantes de Julieta y Benjamín clavadas en mi espalda," pensó Valeria, resignada."Con todo este numerito que armó Lautaro, seguro todos creen que estoy de su lado. Si no, ¿por qué me pasó el contrato a mí y no lo revisó él mismo?"Dudó por un segundo, pero al final tomó el documento con determinación. Lo revisó con atención, y al terminar, se volvió hacia Lautaro.—Señor Herrera, ya lo leí. No hay observaciones.Lautaro hizo un gesto despreocupado con la mano.—Perfecto. Firma.En cuanto se firmó el contrato, Julieta no aguantó más y se levantó apresurada.—Ustedes sigan conversando, yo voy a tomar un poco de aire.Benjamín recibió los documentos y, casi por reflejo, miró a Valeria. Ella entendió lo que quería."De ninguna manera voy a hablar contigo delante de Bianca. Sería el chisme perfecto para ella."Valeria tomó la iniciativa:—Ve a ver cómo está. Quizás los nuevos no t

—Valeria Santacruz.La voz de Lautaro sonó grave, con un tono que rozaba el hielo.—¿Sí? —respondió ella, casi por reflejo.Los dedos cálidos de Lautaro le sujetaron el mentón, y con una mirada aguda como la de un halcón, le preguntó:—Yo no revelé tu secreto, ¿y tú me traicionas a la primera oportunidad? ¿Qué te ofreció la familia Santacruz para venderme así?"No puedo ocultárselo más," pensó Valeria, tragando saliva. "Este hombre lo ve todo, aunque intente ocultarlo, igual lo descubriría。"Decidió que lo mejor era ser franca.Lautaro asintió, como si todo encajara, y soltó con sarcasmo:—¿Acaso soy tu propiedad privada? ¿Quién te dijo que, solo porque tú me lo propones, yo iba a aceptar?Valeria giró la cabeza con apuro y respondió sin pensar:—¿Y a Bianca no la aceptarías? Entonces, ¿a quién quieres? ¿A una como Julieta Montalvo, toda dulzura y lágrimas?"Bianca no es perfecta, lo admito. Tiene mal genio, y su carácter no es fácil," reflexionó Valeria. "Pero es hermosa. Mamá y papá