Valentín se veía muy incómodo.—Me llamaste de la nada pidiendo que te encontrara un lugar donde quedarte. Hice lo que pude, ¡vas a tener que arreglártelas con esto por ahora!—¡De ninguna manera! —exclamó Mariana, con rabia—. Quiero un hotel, ¡la suite presidencial!—¿En serio? Con tu nivel de fama actual, necesitarías mínimo uno cinco estrellas y eso cuesta más de dos mil dólares diarios. ¿Tienes esa cantidad?Ella guardó silencio.—Tranquilízate un poco —le dijo—. Ya pedí que vinieran a limpiar. Esta tarde van a dejar todo impecable y vas a poder vivir aquí sin problemas.Mariana lo miró.Él, sin inmutarse, le dio unas palmaditas en el hombro, con tranquilidad.—Es temporal. Relájate; total, no tienes compromisos estos días. Tómalo como unas vacaciones. Bueno, tengo cosas que hacer, nos vemos.Valentín se marchó sin más.Ella miró el lugar, llena de rabia y con ganas de hacer un escándalo; pero como Sara estaba ahí, ¡tuvo que aguantarse!Sara trató de animarla.—Vas a estar bien. Ti
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