Celia parpadeó aturdida, luego volvió en sí. En su primer día de trabajo, ¿ya enfrentaba este tipo de problemas? Tomó aire antes de hablar.—No sabía que esta oficina la pagó usted. Además, si quiere que me vaya, por favor, asígneme otra oficina.El hombre se sentó, impasible.—Ese es su problema.Celia se rio de impotencia, también se sentó.—Es mi primer día. No conozco las reglas de esta clínica. No sé a dónde ir, ¡y ahora solo puedo quedarme aquí! —No cedió.Él alzó la mirada, estudiándola con interés. Tras un momento, cerró la carpeta y le preguntó:—¿Cómo se llama?—Celia Sánchez.Él hizo una pausa breve, desvió la mirada y tomó su celular para hacer una llamada. Poco después, un hombre con bata de médico entró sonriendo. Al ver a Celia, sus ojos mostraron admiración.—¡Madre mía! Hombre, ¿has escondido a una linda en tu oficina?Sin esperar una reacción, se acercó a Celia y le dio la mano con entusiasmo.—Hola, bonita. Soy su asistente y también médico supervisor, Dylan Romero.
Baca selengkapnya