Celia guardó silencio por un momento antes de asentir.—Lléveme, por favor.El mesero la condujo al segundo piso del restaurante. Alfredo se sentó junto a la ventana y, desde su ángulo, podía verla claramente. Después de que el mesero se retiró con su propina, él la miró, manteniendo una sonrisa amable, como siempre.—¿Te gustaría beber algo? El té de este lugar es bastante bueno, podrías probarlo.—Gracias, pero no quiero —respondió y se sentó frente a él con una actitud más distante que antes—. No tomaré nada.Él bajó la mirada.—Sé que me guardas rencor, pero, de todos modos, debo decírtelo. Celia, lo siento. También le fallé a tu mamá.Ella alzó la vista para mirarlo, sintiendo una mezcla de sentimientos.—Todo eso ya pasó —dijo esas palabras, con calmaPretendía que ya no le importaba, pero él sabía que, en el fondo, su herida aún no había sanado.—Celia, déjame contarte una historia.Dicho esto, Alfredo apretó la taza que tenía en las manos, usando las letras A y B para referirse
Read more