Estrella pareció muy sorprendida.—¿Ya estás casada?—Me casé joven, y ahora me divorcio joven también.Estrella reflexionó un momento antes de preguntar dudando:—Pero si te divorcias, estarás soltera. ¿Y si a Nicolás le gustas...?—Eso sería asunto suyo, no mío. ¿Acaso si a él le gusto yo debo corresponderle? Mi matrimonio fue terrible, así que no pienso embarcarme en otra relación. Para mí, una relación no es imprescindible. Ser libre, ser rica, ir a donde quiera, o hacer lo que desee… Son cosas más divertidas que el matrimonio, ¿no?Celia sonrió, con sus ojos brillando con una claridad serena. Ahora, estaba persiguiendo el anhelo de su corazón, y eso la hacía sentirse feliz.Estrella, al ver su sonrisa, no sabía por qué, pero se sentía sorprendida. ¿Era esa la sensación de sentirse reconfortada por la belleza? Cuanto más la miraba, más se daba cuenta de lo injusta que ella había sido. Ella no parecía tan arrogante como decían las enfermeras...—¿Tú... no me guardas rencor? —pregunt
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