Celia apretó con rabia los puños. Palideció, y cada respiración le costaba un gran esfuerzo, pasando por alto toda la amargura que sentía. —¡No tengo ninguna culpa! —insistió con los ojos llenos de lágrimas.César entrecerró los ojos, pero al final la soltó.—Si quieres permanecer arrodillada, quédate así.Se sentó en el sofá cercano, dispuesto a esperar con paciencia. Sira lanzó una mirada de victoria a Celia antes de acercarse a César, fingiendo compasión.—César, esto es demasiado para ella…—Es su propia decisión —le respondió el joven.Su decisión… Al escuchar esto, el último impulso de Celia por justificarse desapareció por completo.***Celia permaneció arrodillada por más de una hora, sin ceder a pedir disculpas. César la observaba fijamente, sintiendo una mezcla de emociones complejas. No sabía por qué, pero su terquedad le resultaba ser algo incómoda.En ese preciso momento, Óscar despertó. Sira dejó las frutas que había pelado y corrió hacia la cama.—¡Osqui, por fin, has d
Baca selengkapnya