Las palabras de César desenterraron los recuerdos que Celia había sellado por once años…Eran principios de primavera en Monte Corriente. En esta época ocurrió un terrible y muy conocido secuestro de niños. Entre los seis niños secuestrados, estaban ella... y él. Ella siempre lo recordó, pero él ya la había olvidado…Celia apretó las sábanas con más fuerza, pero al final, las soltó y apartó la mirada.—No, nunca nos vimos antes.César quedó mucho más confundido.—En serio, ¿no? —No.Al instante, sus dedos le sujetaron el mentón, obligándola a mirarlo.—¿De verdad no? —lo repitió.Celia sostuvo su mirada fingiendo calma.—Señor Herrera, si fuera cierto, ¿cómo es que usted no me recuerda?Él quedó momentáneamente inmóvil, sin responderle.—Voy a dormir —le dijo Celia y apartó su mano—. Si insiste en quedarse, pida otra cama.César, sin hacer caso a sus palabras, se acomodó en la de ella.—Las camas de acompañante son incómodas.Ella no pudo evitar reír, sintiéndose entre enfadada y dive
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