La mano de Celia se quedó inmóvil en el picaporte, paralizada, sin poder creer las impactantes palabras de Fabio.¿Recogerla? ¿A quién recogieron? ¿A ella?Rosa, que también había contenido sus sentimientos durante muchos años, estalló.—¿Ahora me echas la culpa? ¿Por qué no mencionas que tu madre vendió a tu hija biológica al verla llegar al mundo? Desprecian a las mujeres, y ¿por eso pudieron vender a mi hija? Cuando perdí a mi bebé, fue mi época más oscura, y en ese momento encontré a Celia. ¡Nunca entenderás cómo me sentía en ese momento! Solo te importaba si tuvieras un hijo. ¡Para ti, hasta yo era una herramienta para continuar con tu linaje!Rosa había guardado esas palabras en su corazón por décadas. El accidente que le ocurrió a Carlos le dio valor para enfrentar estos problemas, tanto a su esposo como a su matrimonio opresivo e injusto.Fabio guardó silencio, más callado que nunca.Rosa se secó las lágrimas, y, de pronto, vio a Celia en la puerta. Se levantó con incredulidad.
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