Después de que Diego, Gabriel y Chiara se marcharon, los guardias de seguridad que Mónica y Carlos habían llamado con anticipación ya no tenían nada que hacer, así que, los meseros empezaron a limpiar. Rodrigo se encargó de lo demás: averiguó cómo llegó Diego hasta ahí y reforzó la seguridad. En realidad, no fue un escándalo grave. Aunque hubo un enfrentamiento físico, todo terminó en un solo intercambio antes de que todos intervinieran. Con tantos amigos presentes, nadie iba a permitir que la situación se descontrolara.Además, esas heridas superficiales no significaban nada para Javier, Camilo, Carlos, Mónica y Rodrigo, que pasaron varios años con Alejandro en el extranjero. Para ellos eso era un incidente menor. Antes, con Javier en San Rafael, habían peleado por territorio. Eran personas con experiencia; frente a un problema así, reaccionaban con calma, rapidez y bastante eficacia. En pocos minutos los vidrios desaparecieron. La mesa, que había quedado a medio comer, estaba servid
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