Ethan, sin saber lo que ocurría al otro lado del teléfono, respondió con frialdad y oscuridad en su voz:—¿No contesta? Bien... muy bien...Parecía que ella ya había tomado la decisión de alejarse de ellos.En efecto.Cuando una mujer se vuelve despiadada, es más cruel que cualquier hombre.El mayordomo, sin darse cuenta de que los dos pequeños estaban escuchando detrás de él, exclamó:—Señor, ¿y ahora qué hacemos? La señorita Samantha no contesta, y los dos jovencitos no quieren comer ni beber, y...Antes de que pudiera terminar la frase, Ethan lo interrumpió impacientemente:—Si no quieren comer... que se mueran de hambre.Y con eso, colgó el teléfono, furioso y agitado.Ellos podían seguir haciendo sus berrinches.Pero él, ¿quién lo consolaba a él?—¿Señor? ¿Señor? —el mayordomo no podía creer que Ethan hubiera colgado tan fríamente. Llamó un par de veces más, pero solo escuchó el tono de ocupado.Suspiró, colgó a regañadientes, y murmuró con ansiedad:—Ay, los pequeños no quieren
Last Updated : 2025-07-26 Read more