Dylan la miró, la profundidad de su mirada se acentuó. Aunque dudaba de cómo Elena podía conocer a la familia Soto, no preguntó más.Le indicó al chofer con un gesto que arrancara. En poco tiempo, el auto llegó a un exclusivo conjunto de residencias al sur de la ciudad.Con el auto de Dylan abriendo camino, avanzaron sin obstáculos hasta la puerta de la casa de los Soto, si hubiera ido sola, Elena seguramente ni siquiera habría podido entrar al fraccionamiento.Dylan la dejó en la entrada, sin intención de acompañarla adentro, la dejó ahí y se fue sin más.Al enterarse de que era el auto del Sr. Cruz quien llegaba, los de la familia Soto bajaron curiosos a recibirlo. Pero no esperaban encontrarse con una jovencita desconocida que, además, llevaba un zorro en brazos.—¿Quién es usted, señorita?Elena, recordando la actitud previa de los García, no quiso mencionar nada de ellos, solo dijo que se apellidaba Campos, y no explicó directamente que venía a devolverle la lucidez a Clara Soto,
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