Ella habló con tono sereno:—Parece que no conoces muy bien lo que pasó conmigo después de graduarme.Daniela se atragantó un poco y replicó con el cuello tenso:—¿Cómo que no? Alejandro era el chico más guapo de la universidad, con una familia adinerada, y tú en ese entonces...—En ese entonces, el Grupo Jiménez estaba al borde de la quiebra. Yo conseguí la primera inversión de millones. Fui yo, sola, quien logró que la empresa reviviera y alcanzara un valor de más de cien millones —dijo Camila con un tono pausado, cada palabra clara y firme—. Esa diferencia de la que hablas quizá sea que, mientras yo creaba valor para el Grupo Jiménez, tú estabas ocupada aprendiendo cómo envolverte en marcas de lujo.Daniela había llegado perfectamente arreglada, vestida de pies a cabeza con marcas costosas, cubierta de joyas, el maquillaje impecable y el cabello peinado al milímetro.Al escuchar a Camila, muchas miradas se dirigieron hacia ella, y de inmediato perdió la confianza.—Camila, en el fon
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