—Eres muy joven todavía, te dejas llevar por las emociones. ¿Que por qué no me divorcio? Mientras yo siga siendo su esposa, esa mujer nunca va a poder tomar mi lugar. La voy a condenar a ser la amante para siempre, y sus hijos nunca dejarán de ser ilegítimos.Clarissa no se esperaba que su madre, una mujer tan orgullosa, pensara de esa manera. Qué triste. Antes, sus papás se habían querido muchísimo, y ahora su madre hablaba como si no sintiera nada.La mamá de Clarissa venía de una familia de pintores famosos. Su papá, en cambio, había empezado desde cero. Fue ella quien lo apoyó para que levantara su negocio, vendiendo varias pinturas que eran herencia familiar. Pasaron por mucho juntos antes de alcanzar el éxito que tenían ahora.Verónica ya se estaba haciendo de un nombre en el mundo del arte, pero su esposo, con el pretexto de que no quería que se expusiera en galerías, terminó por ahogar su carrera entre las responsabilidades de la casa.Al pensar en todo eso, Clarissa no pudo ev
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