Elena sintió que la sangre le subía por todo el cuerpo, un frío que le helaba el alma, pero aún así forzó una sonrisa amarga y dijo:—¿Ah, sí? ¿Y quién es el papá de ese niño? Un día de estos tráelo para conocerlo…Laura sonrió como si nada y dijo:—Encantada, se lo comento. La verdad, se parece bastante al señor Martínez: atento, cariñoso. Él me cuida, igual que a mi familia. Deja el trabajo para acompañarme en mi cumpleaños. Y hasta me prepara regalos con un año de anticipación.Cada palabra era un cuchillo que le desgarraba el pecho, una tras otra, dejando el corazón de Elena hecho pedazos. Ella sonrió amarga, los ojos abiertos de par en par, solo para que las lágrimas no se le escaparan en la cara.—¿De veras…? —murmuró Elena, perdida.—Claro que sí —contestó Laura, brillando de felicidad.La cara de Luis se endureció. Agarró la mano de Elena con fuerza, le lanzó a Laura una mirada helada, la voz tan fría que cargada de advertencia, como si cada palabra cortara el aire:—Me temo qu
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