Elena reaccionó de inmediato y, al reconocer a la persona frente a ella, una ráfaga helada le recorrió el pecho.Era Laura. A su lado, un chico de aire juvenil y obediente; reían juntos, parecían pareja.Elena notó con claridad cómo Luis le apretaba la mano con más fuerza, como si al hacerlo también le apretara el corazón hasta dolerle.Laura, al verlos, arrastró al chico con ella y se acercó, fingiendo sorpresa y dijo:—¡Vaya coincidencia! Luis Martínez y Elena, justo aquí.De reojo, Elena observó el gesto sombrío de Luis: sus ojos clavados en el chico, rebosando celos. Si ella no estuviera presente, probablemente ya habría estirado la mano para reclamar a Laura.Mordiéndose el labio, Elena dijo a propósito:—Sí, una coincidencia. ¿Y este joven es tu novio?Tal como esperaba, Luis no pudo soportarlo y la interrumpió en voz baja, con prisa contenida:—Elenita, nos toca ya... vamos —dijo, apretándole la mano con impaciencia. .Elena sonrió con amargura.Laura, en cambio, se rió coqueta,
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