Me di la vuelta para encontrarme con los ojos verde oscuro de Lucian, ahora afilados por la sospecha, y le dediqué mi habitual sonrisa amable.—Ah, nada. Estaba hablando con una amiga sobre una de las familias de la Costa Oeste. Parece que el capo engañó a su esposa y ahora ella le pidió el divorcio y quiere la mitad de sus bienes.Si tanto le gustaba actuar, yo le seguiría el juego.La mirada de Lucian era penetrante mientras me estudiaba la cara, buscando cualquier gesto que me delatara.Solo cuando se aseguró de que no había nada raro, sus hombros tensos comenzaron a relajarse.Su mano grande y llena de cicatrices se deslizó por mi cintura mientras depositaba un beso suave en mi sien.—Qué imbécil. Traicionar a tu mujer es como traicionar tu propio reino. Mi reina, eso jamás pasaría en nuestra familia.Lo miré a los ojos, tan profundos como un abismo, y sonreí con dulzura.—¿Y si pasara?—Por ejemplo…—No existe ningún ¿y si...?Lucian me interrumpió.—Yo, Lucian, juro por el honor
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