—Yo también sé que estabas muy ilusionada con esta boda. Para que saliera perfecta, pusiste mucho esfuerzo y dedicación. Después, tu esposo te dará una boda aún más grandiosa, ¿está bien?Me quedé en silencio, con el rostro inexpresivo.En su cara se notaba claramente preocupación.—¿Todavía sigues enojada por lo de Sandra? Pero ella es mi cuñada. Cuando mi hermano murió, me pidió que cuidara de su viuda y su hijo; yo, como hermano mayor, no puedo simplemente ignorarlos.—Lucía, además estás embarazada, no te alteres demasiado, podría afectar a nuestro hijo, ¿de acuerdo?Él acaso realmente quería cumplir la promesa de cuidar a su hermano, o solo cuidaba a Sandra y a su hijo… ya no me importaba.Ahora su actitud era clara: cuál fuera la verdad, ya no me importaba.Esbocé una sonrisa amarga en la comisura de mis labios:—¿Todavía recuerdas que tenemos un hijo?De su bolso sacó una pulsera hermosa, hecha con piedras preciosas, y me la puso en la mano, intentando persuadirme:—Mira,
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