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Capítulo 9
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Le di mi prometido en mi propia boda Capítulo 10
Lo miré y no pude evitar soltar una pequeña risa.—Señor Carlos, nosotros ya nos separamos. Ahora somos solo extraños. Espero que pueda entenderlo… y no vuelva a molestarme.Mis palabras fueron como un cuchillo afilado que le atravesó el pecho.Apretó los puños, y con el rostro lleno de dolor, me miró:—Yo solo estaba cumpliendo con la responsabilidad de mi hermano, cuidando a su esposa e hijo… tal vez no lo hice de la mejor manera. Pero entre Sandra y yo no hubo nada fuera de lugar. ¿Por qué no puedes perdonarme?Ante su pérdida de control, mi corazón no se inmutó; me quedé tranquila, esperándolo en silencio a que se calmara.—Carlos, ¿cree que por no haber “nada fuera de lugar” puede ocultar los sentimientos que tiene por ella? Cuando me rechazaba diciendo que estaba ocupado con el trabajo, pero en realidad acompañaba a otra mujer, en ese momento ya había terminado con lo nuestro.—¿De verdad no podemos empezar de nuevo? —su voz temblaba ligeramente.Claramente fue él quien des
Le di mi prometido en mi propia boda Capítulo 9
—¿Qué hace tan tarde en mi habitación?La mesa estaba llena de comida. Sandra tenía una leve sonrisa en los ojos y hablaba con voz cálida:—Escuché a la niñera decir que Lucía se fue. Usted la buscó todo el día y apenas acaba de regresar, seguro no ha comido. Le pedí al chef que le preparara algo…Antes de terminar, la mirada sombría de Carlos la hizo quedarse callada al instante.Los labios de Carlos se curvaron apenas, pero en sus ojos había solo frialdad.—Le pregunté, ¿qué hace tan tarde en mi habitación?Sandra nunca lo había visto así: su expresión era tan fría y llena de resentimiento que apenas podía mantenerse en pie, tuvo que apoyarse en la mesa.Forzó una sonrisa, intentando complacerlo:—Vi que no regresaba y ya era tan tarde… me preocupé, así que vine directamente…Apenas dijo esto, la mirada de Carlos se volvió aún más oscura.Recordó la razón por la que yo me había ido: porque Sandra siempre encontraba maneras de atraer su atención, haciendo que una y otra vez él ign
Le di mi prometido en mi propia boda Capítulo 8
—¡Fuera!Carlos empujó furioso a la niñera y salió de la casa dando un portazo.Se quedó de pie frente a la puerta, el corazón lleno de ansiedad, pensando cómo podría encontrarme.De repente, como si hubiera recordado algo, subió al auto y manejó apresuradamente hacia el hospital.Pensó en mi mejor amiga, Mónica.Ella y yo crecimos juntas desde pequeñas, nuestra relación siempre fue muy cercana.Después de que mis padres murieron, ella y Carlos eran las personas en quienes más confiaba.Carlos pensó que yo podía dejarlo a él, pero que jamás abandonaría a Mónica.Además, la madre de Mónica estaba enferma y recibía tratamiento en el hospital.Cuando Carlos llegó, la vio empacando sus cosas, lista para irse.Pero ¿cómo iba Mónica a revelar fácilmente mi paradero?Él intentó todo: la presionó, la amenazó, incluso le ofreció ayuda prometiendo traer a los mejores especialistas del país para tratar a su madre.Pero Mónica, con su expresión firme e inmutable, respondió:—Usted sigue sin
Le di mi prometido en mi propia boda Capítulo 7
Yo y mi mejor amiga Mónica planeábamos ir al extranjero para abrir una empresa de diseño juntas.Mañana voy a dejar esta ciudad donde nací y crecí, el lugar en el que he vivido por más de veinte años.Nunca imaginé que los últimos momentos antes de irme los pasaría en un hospital.En plena noche, Carlos abrió con cuidado la puerta de mi habitación, y se acercó lentamente a mi cama.Me miró dormir, con los ojos llenos de culpa.—Lucía… perdón —susurró.En realidad, no estaba dormida. Abrí lentamente los ojos.—No hace falta pedir perdón. Todo ya pasó.—Sí… ya pasó.Pensando que yo ya no estaba enojada, me miró con sorpresa.—Lucía, voy a tratarte mejor.Cuando quiso seguir hablando, le sonreí levemente.—Carlos, quiero descansar. Lo que quieras decir, mañana lo hablamos.—Me quedo a acompañarte.—No es necesario. Vuelve a la empresa, quiero estar un rato sola y tranquila.Él no dijo nada más. Se quedó observándome en silencio por un buen rato. Al ver que mi expresión era tranquil
Le di mi prometido en mi propia boda Capítulo 6
Carlos se quedó mirando fijamente el rastro de sangre en el suelo, con la mirada vacía.Mientras escuchaba los gritos del médico, parecía haber perdido el alma, como una estatua, completamente inmóvil.Las palabras del médico cayeron en su corazón como un rayo.Su cuerpo tembló ligeramente, y en su rostro se dibujó un miedo y una sorpresa imposibles de ocultar.—¡No puede ser!—Ayer... ayer ella estaba bien. ¡Nuestro hijo todavía estaba ahí! ¡Esto no puede ser! ¡Era nuestro hijo! ¿Cómo pudo…?El médico luchó por salvarme durante tres largas horas.Cuando por fin me sacaron del quirófano, Carlos corrió enseguida hasta mi cama.Sus ojos reflejaban una mezcla de rabia y desconcierto; su rostro estaba sombrío y aterrador.—¡Lucía! ¿Cómo pudiste hacerlo?—¿Hacer qué? —pregunté con la mente aún nublada por la anestesia. Por un momento, no entendí de qué hablaba.Sus ojos estaban enrojecidos, fijos en mi pequeño vientre.—¡Cómo fuiste capaz de matar a nuestro hijo! ¡Era nuestro hijo! ¿C
Le di mi prometido en mi propia boda Capítulo 5
Carlos, enfurecido, no pudo contenerse:—¿Así que estás diciendo que ella lastimó a su propio hijo solo para hacerte daño? ¡Tú también eres madre, ¿harías algo así?!Verlo defender con tanta rabia a otra mujer me dejó sin palabras. Guardé silencio por un largo rato antes de responder:—Ayer ya te dije que quería separarme. ¿Con qué derecho sigues diciéndome qué debo hacer?Carlos frunció el ceño; la furia en sus ojos ardía aún más intensa que antes.—¡Lucía! En todo esto, la que está equivocada eres tú. Yo no he hecho nada malo, ¿por qué quieres separarte? Hoy, todo lo del hospital de Sandra y Dany te toca a ti resolverlo.Si no lo haces bien…recuerdo que tu amiga Mónica abrió un estudio, ¿verdad? Sería una lástima que todo su esfuerzo se fuera a la basura.Lo miré sin poder creer lo que oía.—¿Me estás amenazando?Con voz baja, respondió:—Lucía, todo ha llegado a este punto porque tú me obligaste. Además, desde que murieron tus padres, siempre he estado cuidando de ti. He inverti
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