La Farsa De La Heredera: vidas cambiadas en la élite
El día en que descubrieron que yo no era la verdadera hija de la familia millonaria, la auténtica heredera irrumpió en la casa y me apuñaló varias veces en el vientre, condenándome a perder para siempre la posibilidad de ser madre.
Mi prometido estalló de furia por lo ocurrido y mis padres, desesperados, declararon de inmediato que no volverían a reconocerla.
Para calmarme, mi prometido me pidió matrimonio a toda prisa, mientras que mis padres escribieron una carta de ruptura con ella, pidiéndome que me enfocara en recuperarme.
Después dijeron que ella había huido al extranjero y que había terminado vendida en otro país, un destino trágico y merecido. Yo lo creí.
Hasta que, seis años después de mi matrimonio, vi con mis propios ojos a la supuesta “desaparecida”.
La encontré recargada en el pecho de mi esposo, con un vientre abultado, suspirando con fingida melancolía.
—Si hace seis años no hubiera perdido la cabeza y cometido aquel error, Liliana jamás habría tenido la oportunidad de casarse contigo. Por suerte tú y mis padres siempre estuvieron de mi lado; de lo contrario, esa impostora me habría mandado directo a la cárcel. Esa maldita… jamás se imaginó que he vivido todo este tiempo bajo sus narices… y ahora llevo en mi vientre a tu hijo. Cuando nazca, busca cualquier excusa para “adoptarlo” y así la tendrás de por vida como mi sirvienta. Gracias por estos años, Mauricio.
Su mirada cargada de ternura hizo que el rostro de Mauricio se encendiera.
—No digas eso… casarme con ella fue la única manera de mantener tu nombre limpio y que siguieras viviendo en libertad. Todo vale la pena, si tú estás bien.
En ese instante lo comprendí: el hombre al que llamaba mi verdadero amor me había engañado todo este tiempo, incluso, mis propios padres. Habían hecho absolutamente todo para proteger a su hija biológica.
Bien si así son las cosas… entonces yo ya no los quiero en mi vida.