Mi Desesperada Decision

Araya has given up on love. Reeling from a heartbreak, she makes a spontaneous decision to leave everything behind and move to a new town hoping to start over. Unbeknownst to her, she’s settled in a world she didn’t even know existed. She soon finds herself caught in the middle as the object of affection between two warring species. Has love given up on her? Will she be able to resist?

After the unfortunate passing of Fatima Holmes, the beloved mate of the Alpha King, Lucas Ashford, Fatima’s father made the decision to conceal her death and instead present her twin sister, Lilith Holmes, as Fatima to secure the position of Luna of Lucas. This deceitful plan was driven by a desire for power, wealth, and privilege. Lucas harbored a strong dislike for Lilith in the past. However, what will happen when Lucas discovers that Fatima is actually alive and his feelings for Lilith begin to grow?

In a world where werewolves rule, independent human, Ruby Mason struggles to accept her place as a second-class citizen. She lives by the strict rules the wolves have set out, but it doesn't stop her from wishing for more. Ruby does all she can to avoid contact with the werewolves of the city, certain that they are ruthless monsters. What happens when one bad decision puts her in the path of the king of all monsters?

"His lips whisper secrets of forbidden love and I was drowning in his touch, can I escape from his playful haptic?" - Ella Victoria Everette Alejos A love story that encloses a forbidden affair between a beautiful married woman in her mid-30s and a handsome senior high student who found themselves drowning in each other's playful haptic and making the sweet reckless decision they've ever made.

In a cycle of broken plans, Elena asks Marcus, "Why another delay for her?" He insists, "Sophia's just a friend in trouble—you're my priority." Whispers of the past test their bond, while a quiet ally says, "I've cared for you longer than you know." As accusations fly—"You're imagining things!"—Elena questions her path. A final decision sparks chaos, rewriting fates.

Lucinda ruled the underworld as its queen, but her heart yearned for life on earth. Lucifer had granted her wish, but with a deadly condition: never to fall in love with a human. The temptation proved too much, and Lucinda found herself enchanted by a mortal man. With the fate of her kingdom in the balance, will she break the oath and risk everything for the chance at love? Follow Lucinda's journey as she faces the ultimate decision in this gripping tale of love, power, and sacrifice.

Compromises were meant to be made. Sacrifices were expected to be given. It was all nothing but the consequences of her own decision; a decision she would begin to regret soon. She was asked to give up on her dreams, but she refused to listen to them. Instead of putting a stop to her ambitions, she chose to pursue them. Ayla chose to fight against all odds which aimed at bringing her down. Meanwhile, she tried her best to make a home out of the unfamiliar place she was thrown into. But who knew that the circumstances would only make her build walls around herself, shutting everyone out, including her own husband. On the other hand, Claude only watched as his wife grew distant. For him, their marriage was nothing but an arrangement carried out under the orders of their elders. What he failed to realize was that she would find a way to creep into his heart, squeezing in between through the cracks. But will it be too late for him to realize the fact that he had indeed fallen for his stubborn wife? What lengths will he be willing to go to mend their relationship? Moreover, will Ayla even allow him to succeed? Join the couple on their journey as they both find their own ways to make their contractual marriage work.

Estaba a punto de dar a luz cuando Liana, la ex de mi esposo, llegó a nuestra casa con la excusa de que solo se quedaría unos días. Cada vez que me veía, se llevaba la mano al pecho, como si el solo hecho de verme embarazada la hiciera sufrir. Bruno, mi esposo, estaba convencido de que yo estaba provocándola a propósito, solo por tener la barriga enorme. —Lia no se siente bien, no puede tener hijos. ¡Y tú sigues paseándote así, como si nada! ¡Se nota que necesitas una lección para que aprendas! Dicho esto, mandó que me encerraran en el viejo ático que llevaba años sin usarse, y ordenó que nadie me subiera comida. Lloré y le rogué que me dejara salir. Le expliqué que la última ecografía mostraba que los gemelos eran enormes, que el doctor había dicho que debía ir al hospital de inmediato. Pero, para él, eso fue como si le contara un chiste sin gracia. —Todavía faltan tres días. No me vengas con cuentos —me respondió sin una sola gota de compasión—. ¡Ve al ático y ponte a pensar en lo que hiciste! ¡Pagarás por estar molestando a Lia! Las contracciones eran tan brutales que, arañando la madera podrida, acabé arrancándome las uñas. Gritaba tan fuerte que me dolía la garganta, pero nadie acudió en mi auxilio. La sangre me cubría el cuerpo y empapaba todo el suelo. Uno de los bebés ya había salido, pero el otro se quedó atrapado en mi vientre, atorado en un baño de sangre. Tres días después, Bruno estaba sentado, tomando sopa y, como si nada, dijo: —Que Michelle me sirva más sopa y le pida perdón a Lia. Si lo hace, la llevaremos al hospital para que tenga a los niños. Nadie dijo nada. Porque la sangre que bajaba desde el ático ya había llegado hasta el segundo escalón.

Tenía nueve meses de embarazo y estaba lista para dar a luz, pero mi esposo, Sean Conner, me encerró en el cuarto de almacenamiento del sótano y me dijo que retuviera el parto. Comentó que era porque la esposa de su difunto hermano, Quinn Faber, también estaba a punto de dar a luz ese día. Hacía años, Sean y su hermano habían acordado que el primer hijo nacido en la familia Conner sería criado como heredero y recibiría la herencia familiar. —El bebé de Quinn debe nacer primero —dijo Sean como si fuera algo trivial—. Ella perdió a su esposo y no tiene nada. Tú ya tienes mi amor, por lo tanto, es justo que la herencia sea destinada a su hijo. El dolor de las contracciones me dobló por la mitad y lloré, suplicándole que me llevara al hospital. Él me secó las lágrimas y con una tranquilidad inquietante, me dijo: —Deja de fingir. Luego, espetó: —Siempre supe que no me amabas. Todo lo que te importa es el dinero y el estatus. Forzaste el parto para robarle el lugar a mi sobrino... ¿Cómo puedes ser tan cruel? Con la cara pálida y temblando, logré susurrar: —No puedo controlar cuándo nace un bebé, esto es una coincidencia. Te juro que no me importa la herencia. ¡Yo te amo! Él soltó una carcajada llena de frialdad y me dijo: —Si me amaras, no habrías presionado a Quinn para que firmara ese contrato renunciando a la herencia de su hijo. Bueno, una vez que ella dé a luz, volveré a buscarte. Después de todo, el bebé que llevas en tu vientre lleva mi sangre. Sean se quedó fuera de la sala de parto donde estaba Quinn y solo después de que el recién nacido llegó al mundo, él se acordó de mí. En ese momento le ordenó a su secretario que me llevara al hospital, pero la voz de este tembló mientras decía: —La señora... y el bebé... Ambos han muerto... En ese momento, él perdió la razón.

For Fola who has been homeschooled all her life, she wanted a normal life far from the demons of her past that she never seems to outgrow and hence, her decision to attend a normal school.Nothing prepares her for the quick and instant friendship with the school's prettiest face, Mojirola which ultimately leads her to Tobi. Her friendship with the two was everything she ever wanted.Except that it might end up becoming her greatest nightmare.