El Adiós Definitivo
Mi prometido, Victor Blackwood, es el Don de la mafia que controla el bajo mundo de todo el país con mano de hierro. Para los demás, él es la personificación del poder. Pero para mí… era el amor hecho hombre.
Nunca imaginé el precio de amar a un hombre como él.
En el Día de San Valentín preparé sus comidas favoritas y lo esperé en casa. Sin embargo, las horas pasaron, el vino se enfrió… y su silla seguía vacía.
Con un mal presentimiento, abrí la red social de Queenie Stone, su «hermana adoptiva», quien había publicado:
«Solo bastó que le dijera que me sentía sola… para que viniera enseguida. Incluso, aunque derramé vino sobre él, no se enojó. Victor siempre ha sido así… La familia para él es lo primero, aunque eso signifique dejar a su novia esperando. Nunca me falla. Ojalá nada cambie».
En la foto, la camisa de Victor estaba empapada a la altura de la cintura, y el pañuelo de Queenie descansaba de manera peligrosa cerca de su entrepierna… Él ni siquiera se había apartado… sino que solo la miraba con ternura.
No hice ningún escándalo. Solo le di «me gusta» a su publicación y luego le envié un simple mensaje:
«Terminamos.»
Pero como siempre… lo ignoró.
Después supe que, al ver mi mensaje, él se limitó a comentar:
—Vivienne no puede vivir sin mí. Solo está haciendo un berrinche. Si la ignoro un par de días, volverá arrastrándose. Es fácil de contentar.
Lo que él no sabía… era que yo solo era fácil porque lo amaba. Pero ahora que decidí irme, no hay vuelta atrás… No importa lo que haga.