Share

Capítulo 130

Penulis: Juan Pérez Rodríguez
Inés jamás habría imaginado que Sebastián también se hubiera duchado temprano en la mañana.

A diferencia de ella, que había tenido tiempo de arreglarse con calma, en su cuello aún quedaban gotas de agua resbalando, sin secar del todo. Ese ligero desaliño no lo hacía menos atractivo: lo volvía más salvaje, más peligroso.

Como si el fuego que había intentado apagar con agua fría se reavivara de golpe, Inés volvió a pensar en aquel sueño indecoroso que había jurado enterrar.

—Se… señor Altamirano, buenos días —murmuró con la cabeza gacha. Y, sin atreverse a mirarlo, se escabulló hacia el comedor con pasos rápidos.

Su silueta, ligera y apresurada, parecía la de una conejita huyendo del lobo feroz.

Sebastián, por su parte, se mantuvo en silencio. Aunque había pasado una hora bajo la ducha helada, temía que con solo abrir la boca su voz ronca delatara lo que bullía en su interior.

La noche anterior había querido provocarla, tantear su reacción. Pero al final, quien terminó con el cuerpo en l
Lanjutkan membaca buku ini secara gratis
Pindai kode untuk mengunduh Aplikasi
Bab Terkunci

Bab terbaru

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 418

    —¿Qué te parece si ponemos las rosas rojas aquí en la mesa? ¿Se ve romántico? —preguntó Elías mientras caminaba por el restaurante con un enorme ramo en brazos, buscando desesperado el mejor lugar para colocarlo.Sebastián acababa de colgar el teléfono tras hablar con sus guardaespaldas cuando escuchó la pregunta, y al ver la escena no pudo evitar masajearse las sienes.—Elías —dijo con paciencia contenida—, ¿quién te dijo que trajeras rosas rojas? Este restaurante no es para celebrar un aniversario con Inés. Es para pedirle perdón. Dime, ¿te parece apropiado llenar de rojo un lugar donde lo que busco es calmarla?Había mandado traer lirios blancos importados, elegantes, discretos, con un aroma limpio y relajante. Todo había sido pensado para crear un ambiente sereno, donde Inés no se sintiera atacada ni presionada.Las rosas, en cambio, rompían el equilibrio: demasiado intensas, demasiado pasionales.Elías, algo avergonzado, se rascó la cabeza.—Tienes razón. Yo solo pensé que, como i

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 417

    Inés se quedó callada ante la broma de Zoraida, y de inmediato su mente le jugó una mala pasada: imágenes demasiado sugestivas cruzaron fugazmente por su cabeza.El rubor le subió hasta las orejas y, para disimular, aceleró el paso, evitando caminar junto a su amiga.Sin embargo, su energía no duró mucho. A los pocos metros volvió a aflojar el ritmo, soltando otro bostezo largo. Definitivamente estaba agotada.“Si logro terminar temprano hoy, me voy directo a casa a dormir; mañana me espera un día aún más pesado: tengo que ir al centro de detención a ver a Mirna”, pensó con un suspiro.***Al otro lado de la ciudad, Sebastián recibió una llamada de los dos guardaespaldas que había asignado para seguir discretamente a Inés. Ellos, como de costumbre, le informaron con precisión cada detalle del día.—Señor Altamirano, esta mañana la señora recibió una llamada de Don Horacio. Luego tomó unos regalos y fue a la casa de los Altamirano. Después se dirigió a la exposición, donde estuvo con la

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 416

    —Hoy vi una noticia —dijo Zoraida, bajando la voz como si compartiera un secreto importante—. Emiliano por fin salió del hospital.Al pronunciar el “por fin”, recalcó la palabra con intención.Sí, por fin. Desde que se supo de la lesión en su mano, había pasado casi un mes. Y aunque todos sabían que la herida había sido grave, no faltaron los curiosos que, creyendo los rumores difundidos por Mariana, aseguraban que Sebastián lo había golpeado hasta dejarlo así. Fuera verdad o no, lo cierto era que no era común pasar un mes entero internado por una herida en la mano.Zoraida bromeaba con que Emiliano debía de estar tan cómodo en la habitación del hospital que ya pensaba rentarla como suite fija. Pero justo aquella mañana, desde temprano se difundió en redes la noticia de su alta.En teoría, aquello no tenía nada que ver ni con Inés ni con Zoraida. Y sin embargo, algo en ese momento la incomodaba.—No sé… —dijo con una expresión seria—. A Mirna la acaban de arrestar y justo ahora Emilian

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 415

    Por eso, en el fondo, Zoraida solo quería mandar bien lejos a Elías de su vida. Pero después de aquella hospitalización, algo cambió. Elías dejó esas malas mañas que tanto la irritaban.Ya no mencionaba a Emma frente a ella, ni contestaba las llamadas de “emergencia” que Emma hacía fingiendo un problema del corazón.Y lo más sorprendente fue que, justo un día antes de la inauguración de la exposición, Elías la sacó del comité organizador. No le permitió aprovechar el evento para hacerse notar ni colgarse de méritos ajenos.Se rumoreaba que Emma había llorado y gritado a mares al enterarse. Después de todo, desde que había vuelto al país, su salud parecía haberse estabilizado, y realmente se notaba que quería trabajar, reconstruir su carrera y demostrar que no era solo una mujer débil.Había trabajado casi dos meses seguidos en el montaje, obedeciendo órdenes sin quejarse, convencida de que aquel proyecto marcaría un antes y un después.Y, sin embargo, en la víspera de la apertura, Elía

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 414

    —Me dejas mucho más tranquila al oírte hablar así —dijo Zoraida, soltando un suspiro de alivio.Ver a Inés tan clara, tan firme, le quitaba un peso de encima. Por un momento había temido que su amiga volviera a caer en el mismo ciclo que tuvo con Emiliano, aquel amor de trece años que la dejó rota y ciega, completamente dominada por el corazón.Pero al ver que Inés seguía siendo la misma mujer racional y dueña de sí misma, Zoraida le acarició la cabeza con cariño.—Mientras recuerdes eso —le dijo con una sonrisa suave—, no importa a quién ames; ese amor nunca puede estar por encima del amor que te tienes a ti misma. Todo va a estar bien.—Sí —respondió Inés, dejando que la acariciara—. Quiero estar bien. Ya no quiero volver a ser la versión triste y confundida de antes.Sus ojos, limpios como el cristal, se perdieron en el aire mientras añadía con serenidad.—Durante tanto tiempo viví para los demás. Ahora que al fin abrí los ojos, sin importar lo que pase, voy a vivir para mí.En las

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 413

    Era como un iceberg: lo que se veía en la superficie parecía tranquilo e inofensivo, pero bajo el agua se escondía un peligro constante, una amenaza capaz de poner el mundo patas arriba en cualquier momento.Aun así, no era extraño que Inés reaccionara de ese modo. Después de todo, el asunto de Karla era, por donde se lo mirara, un verdadero laberinto.—Esa mujer… —comentó Zoraida, pensativa—. Aunque nos parezca una loca desequilibrada, lo cierto es que su familia salvó la vida de Sebastián cuando él pasaba por su peor momento. Por eso entiendo que no supiera cómo contártelo.—Supongo que por eso lo fue posponiendo —continuó, en tono comprensivo—. Tal vez quería esperar un momento más tranquilo, un contexto menos caótico para hablarte. Tú sabes cómo es él: siempre tan controlado, tan preocupado por no herirte. No querría soltar toda esa carga emocional de golpe, como si fuera basura.—Y si encima temía que Karla dijera algo fuera de lugar, seguro estaba intentando hablar con ella antes

Bab Lainnya
Jelajahi dan baca novel bagus secara gratis
Akses gratis ke berbagai novel bagus di aplikasi GoodNovel. Unduh buku yang kamu suka dan baca di mana saja & kapan saja.
Baca buku gratis di Aplikasi
Pindai kode untuk membaca di Aplikasi
DMCA.com Protection Status