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La Falsa Traición, los Años Perdidos
La Falsa Traición, los Años Perdidos
Author: MIA

Capítulo 1

Author: MIA
Cuando Samuel Ledesma trajo a su nueva amante a casa por décima octava vez y hicieron el amor frente a mí, yo simplemente recogí en silencio la ropa que habían dejado tirada por todo el suelo.

Sabía que era su manera de vengarse de mí.

Después de tanto tiempo, ya estaba completamente insensible.

Solo cuando los gemidos dentro de la habitación se apagaron, me di cuenta de que la mujer que salió de allí era Judith, mi prima, a quien había financiado durante años.

No podía creerlo; abrí los ojos de par en par, atónita.

Judith, sin embargo, se abrazó al pecho de Samuel con una expresión de absoluta naturalidad.

—Elena, en realidad me gusta él desde hace mucho tiempo.

—Lástima que en ese entonces solo tenía ojos para ti y me rechazó una y otra vez.

—Por suerte lo dejaste hace cinco años. Me diste una gran oportunidad. Gracias, querida Elena.

Fue la primera vez que se me llenaron los ojos de lágrimas por una de las mujeres que Samuel traía a casa.

Solo porque Judith era la última familia que me quedaba en este mundo.

Y la única persona que conocía toda la verdad de aquel entonces.

Todos creyeron que, después del secuestro de Samuel, yo lo había abandonado por miedo a ser implicada en la venganza.

Pero nadie sabía que aquel día luché con los delincuentes hasta casi perder la vida y logré salvarlo.

Ese mismo día, la insuficiencia renal de mi madre empeoró repentinamente. El único riñón compatible era el mío, pero, por el secuestro, perdí la llamada del hospital.

Mi madre no logró recibir la cirugía, y así fue como la perdí para siempre.

Después de eso, durante mucho tiempo no pude salir de la sombra. Cada vez que veía a Samuel, la expresión dolorosa de mi madre aparecía en mi mente.

Por eso huí de él, escapando al extranjero.

Después de la muerte de mamá, Judith se convirtió en mi única familia en el mundo.

Crecimos juntas, y mamá siempre la trató como a su propia hija. Por eso le conté toda la verdad de aquel año e incluso la ayudé económicamente para que pudiera estudiar.

Nunca imaginé que usaría mis heridas como peldaños para escalar.

Judith acarició su vientre con orgullo.

—Ah, Elena, olvidé decirte que estoy embarazada del hijo de Samuel.

Me quedé paralizada, mirando a Samuel con incredulidad.

Samuel no dijo nada, pero al ver mis ojos enrojecidos, su expresión vaciló.

—¿Estás celosa, Elena? No olvides quién fue la que me dejó primero.

—Aunque si ahora me lo pides, podría considerar empezar de nuevo contigo.

Cerré los ojos en silencio y, con calma, respondí:

—Felicidades.

Lo que él no sabía era que, justo ayer, recibí la noticia de que mi solicitud para el programa de apoyo médico en zonas afectadas había sido aprobada.

Ayudar en regiones remotas siempre fue el sueño que mamá no pudo cumplir en vida.

Ahora que Samuel ha encontrado su felicidad y Judith ya no necesita mi apoyo, por fin puedo soltarlo todo y cumplir el último deseo de mamá.
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