Capítulo 5

Al ver ese mensaje, me quedé petrificada unos segundos antes de recordar de repente de quién era ese número.

Mi recién y futuro compañero, aún no oficial, Caspian Shore.

Él era uno de los Alfas más poderosos de los Territorios del Norte y el rival más odiado de Ethan.

Un mes antes, después de que Ethan, por una llamada de Selene, me abandonara una vez más sin dudarlo, Caspian me encontró en la carretera.

Él no me dio consuelo, simplemente me puso su chaqueta sobre los hombros y me preguntó directamente: —Aria, viendo que te trata así, ¿aún planeas continuar con él? ¿No has considerado cambiarlo por alguien más?

En ese momento, el alcohol y la furia estaban quemando mi racionalidad.

El plazo del último deseo de mi madre se acercaba, pero Ethan seguía rompiendo sus promesas una y otra vez.

De repente, hablé sin pensar: —¿Cambiarlo por alguien más? ¿Qué sentido tiene solo salir con otro? Caspian, ¿por qué no te casas conmigo?

En el momento en que las palabras salieron de mi boca, el frío viento me despertó considerablemente.

“Dios mío, ¿qué estaba diciendo?”. Pensé.

¿Acaso acababa de proponerle matrimonio al enemigo mortal de Ethan?

Definitivamente pensaría que estaba loca y se burlaría de mis ilusiones con las palabras más hirientes, sin embargo, Caspian simplemente alzó ligeramente una ceja y aceptó sin dudarlo, diciéndome: —Muy bien, acepto.

Actualmente, mirando esa línea sobre el vestido de novia en mi pantalla, no pude evitar que mis labios se curvaran ligeramente hacia arriba.

¿Qué si me gustó? Por supuesto que gustaba más que nada.

El diseño de aquel vestido fue dibujado a mano por mi madre, trazo a trazo, cuando estaba embarazada de mí.

Ella decía que era un regalo para su futura hija, esperando que ella se pusiera ese vestido y caminara hacia el momento más feliz de su vida.

Antes de enfermarse, mi madre era una de las mejores diseñadoras de vestidos de novia del país. Las palabras que más me decía eran: —Aria, el momento en que una chica se pone su vestido de novia es el más hermoso instante de toda su vida. Me aseguraré de que seas la novia más feliz.

Se lo había mencionado más de una vez a Ethan, suplicándole que me ayudara a encontrar a los mejores modistas para convertir el diseño de mi madre en realidad.

Yo no era codiciosa, ni siquiera me atrevía a esperar que realmente pudiera usarlo en una ceremonia de boda, solo quería usarlo frente a la tumba de mi madre algún día, dar vueltas para que ella lo viera y luego decirle que usé el vestido que ella diseñó, y que yo estaba feliz, para que ella pudiera descansar en paz.

Ethan siempre aceptaba con facilidad.

—Claro, cariño, encontraré a alguien después de terminar este proyecto.

—No te preocupes, aún lo recuerdo. La próxima vez que esté en Italia, le preguntaré a los mejores modistas.

Pero una “próxima vez” seguía a otra, y la promesa siempre se quedó en palabras.

Quizás en su corazón, todo lo relacionado conmigo, fuera importante o no, siempre estaba en el último lugar de su lista de prioridades.

Yo era el plan B que podía ser retrasado o cancelado en cualquier momento por otras personas.

Sin embargo, ese sueño que había anticipado durante tanto tiempo, aquel deseo que no podía cumplir, de repente se había hecho realidad de una manera casi onírica a través del matrimonio de alianza que había elegido en un arrebato de enojo.

Una compleja mezcla de emociones se apoderó de mí.

Tomé una profunda respiración y extendí la mano, deseando tocar ese delicado encaje y las perlas, para sentir la intención de mi madre.

Justo cuando mis dedos estaban a punto de tocarlo, otra mano impecablemente manicurada con esmalte de uñas de color piel se extendió desde el costado y llegó primero, sujetando ligeramente entre sus dedos una esquina de la manga del vestido.

La dueña de esa mano habló con falso asombro: —Oh, ¡qué hermoso vestido de novia! Aria, ¿acaso es para tu ceremonia con Ethan?