Share

Capítulo 8

Author: Stefany
La boda estaba llena de vida. Casi todas las celebridades y personas importantes habían asistido a la ceremonia. Paula, con un vestido de novia enorme y esponjoso, se acurrucaba felizmente en los brazos de Gabriel.

Él también había cambiado su acostumbrado atuendo a un elegante traje negro.

«Qué guapo es mi tío», pensó Camila. «Maduro, sereno y con un aire distinguido.»

El tiempo parecía favorecerlo especialmente, sin dejar ni una sola huella en su rostro. Trece años habían pasado, pero seguía tan apuesto, tan elegante, tan… él, como aquella vez que la sacó del armario.

Su mirada se quedó fija en él, observándolo con anhelo durante varios segundos, antes de acercarse y entregarle el regalo de bodas que había preparado.

—Tío, felicidades por tu boda —lo felicitó sinceramente—. Te deseo toda la felicidad y el bienestar del mundo.

Gabriel recibió el regalo y miró fijamente. No dijo nada, pero en el fondo de sus ojos parecía agitarse una profunda emoción, imposible de revelar.

Lamentablemente, Camila no lo notó. Por lo que, después de entregarle el regaño, se marchó de la boda, en el más completo silencio.

Que perdonaran su cobardía, pero realmente no tenía el valor de presenciar cómo su tío se casaba con Paula. Lo sentía, pero no era tan generosa. De corazón le deseaba lo mejor… pero no podía aceptar a esa mujer.

Tras abandonar la boda, Camila se encaminó primero al cementerio para dejar un último ramo de flores a sus difuntos padres.

—Mamá, creo que ahora entiendo por qué elegiste suicidarte —murmuró con la voz estrangulada—. Vivir es realmente doloroso… ¿Por qué no me llevaste contigo en ese momento? Odiabas tanto a papá… y, aun así, te lo llevaste. Decías que me amabas más que a nada, pero me dejaste aquí, sola.

El mundo era tan grande… y de repente se sintió diminuta y terriblemente sola.

Desde el principio, jamás hubo una sola persona que la eligiera sin condiciones, que la amara sin reservas, que nunca la abandonara.

Ni siquiera su madre…

—No importa, mamá —suspiró—. Si tú no me amaste tanto, al menos mi tío, como padre adoptivo, ha hecho un buen trabajo. Si pueden oírme desde el cielo, no me bendigan a mí, bendíganlo a él.

Dicho esto, Camila se inclinó para besar la lápida de sus padres y luego se marchó.

Fue sola al restaurante y esperó pacientemente a que su tío fuera a acompañarla en su último cumpleaños.

En el cielo lejano se dispararon fuegos artificiales, tan grandes que, incluso desde tan lejos, se podían ver claramente las palabras: «¡Felicidades a Gabriel y Paula por su boda!»

Fuegos artificiales a plena luz del día. ¡Qué extravagancia!

Extravagante… pero también romántico. Su tío era ese tipo de hombre capaz de regalarle el cielo a la mujer que amaba.

Lástima que esa mujer nunca había sido ella.

El tiempo pasaba, minuto a minuto. Desde el restaurante aún se escuchaban comentarios sobre la boda: que el vestido de Paula costaba millones, que los diamantes eran auténticos, que Gabriel había contratado al cantante favorito de su esposa…

Camila escuchaba en silencio. El mundo un bullicio… pero ella estaba sola, aislada y callada.

Cuando dieron las tres, miró la hora preguntándose si su tío en verdad iría.

A las cuatro, la hora acordada había llegado. Sin embargo, su tío aún no aparecía. ¿Se habría retrasado por algo?

A las cinco, la boda ya había terminado hacía tiempo y nadie en el restaurante hablaba ya de la ceremonia, pero Camila seguía sin ver a Gabriel.

Entonces, su teléfono vibró y una notificación apareció en su pantalla. Paula había publicado en sus redes sociales: «Boda terminada, comienza la luna de miel. Primera parada: Provenza. ¡Partimos ahora mismo!»

Debajo del texto había una foto de dos boletos de avión superpuestos.

La hora de despegue del vuelo era a las cinco y media de la tarde.

En ese momento, Camila finalmente entendió que su tío no acudiría a su cita.

El pastel en la mesa había comenzado a derretirse, por lo que Camila lo tomó y, como una marioneta sin alma, se lo llevó mecánicamente a la boca.

«¿Por qué la crema sabe salada?», pensó. «No estaba nada buena...»

Se obligó a terminar toda una porción de pastel, pagó la cuenta y se marchó.

«¡Infeliz cumpleaños, Camila! Solo espero que después de morir ya no sufras».

Estos fueron los deseos de cumpleaños que se dio a sí misma mientras conducía hasta el laboratorio de criogenización, en donde el personal ya estaba preparado, esperándola a ella.

Nadie celebraba su cumpleaños, pero al menos había personas para acompañarla en su muerte; aunque fuera un grupo de desconocidos.

Camila pensó un momento antes de entrar, sacó una carta de despedida de su bolso y se la entregó al encargado del equipo.

—Si alguien viene a buscarme, entréguele esta carta. Si nadie viene... puede tirarla. De todos modos, no dice nada importante.

—La guardaré con cuidado —dijo el hombre, tomando la carta con solemnidad.

Entonces Camila se dio la vuelta y caminó despacio hacia el ataúd que le correspondía.

Se acostó dentro, tal como en su infancia cuando sus padres discutían y ella se escondía en el armario. Ese espacio reducido la hacía sentir segura.

Este mundo era demasiado grande, demasiado complicado, no podía manejarlo… Así que había decidido volver nuevamente a su «armario».

—¡Todo listo! ¡Comienza el enfriamiento! —anunció la voz del encargado.

De pronto, el frío la invadió y Camila perdió el conocimiento casi instantáneamente, con un último pensamiento en mente:

«Adiós, tío. Felicidades por tu boda.»

Continue to read this book for free
Scan code to download App

Latest chapter

  • Mientras él celebra su boda, yo me hundo en el mar   Capítulo 25

    Camila preguntó con curiosidad:—¿Qué te dijo? ¿Puedes contármelo?Gabriel se inclinó para besar su frente y luego le relató con voz profunda aquel encuentro casual de hace cincuenta años.Al terminar, Gabriel reflexionó:—Han pasado cincuenta años ya. Me pregunto si aquel joven logró conquistar a su hermana.Apenas había terminado de hablar cuando la puerta de la sala de descanso se abrió desde fuera.El director general de la base entró acompañado de personal científico, apoyándose en un bastón.Era un anciano de cabello blanco que, a pesar de su avanzada edad, se veía especialmente enérgico.—Gabriel, le presento a Javier Vargas, director general de nuestra base experimental de criopreservación —explicó uno de los científicos—. El método de láser combinado con vapor activado que se utilizó para descongelarlos a usted y a la señorita Flores fue concebido por Javier hace cuarenta años.—¿En serio? —Gabriel se acercó y estrechó respetuosamente la mano de Javier—. Gracias por descongelar

  • Mientras él celebra su boda, yo me hundo en el mar   Capítulo 24

    Camila tardó bastante tiempo en recuperarse; su débil constitución hizo que los efectos secundarios de la descongelación desaparecieran lentamente.Durante este período de descanso, Gabriel le explicó pacientemente todo lo que había ocurrido después de su criopreservación.—¿Entonces todo era falso? —preguntó Camila con ojos grandes, oscuros y húmedos—. ¿Paula no era realmente tu novia, sino alguien a quien pagaste para engañarme?Ante esa mirada intensa, Gabriel se sintió algo incómodo.—Camila —dijo adoptando una expresión seria y fingiendo severidad mientras le reprendía—. Esto ocurrió hace cincuenta años. No serás tan rencorosa como para reprocharle al tío algo que pasó hace medio siglo, ¿verdad?—¿Qué cincuenta años? ¡Esto sucedió ayer mismo! —protestó Camila inflando las mejillas.Al oír esto, Gabriel sacó un calendario y señaló el año 2074:—¿Cómo va a ser de ayer? Hoy estamos en 2074. Paula probablemente ya murió de vieja. Perdónala.Camila se resignó. ¡Qué tenía que ver Paula c

  • Mientras él celebra su boda, yo me hundo en el mar   Capítulo 23

    Comenzó la cuenta regresiva para la descongelación.Una fría voz electrónica femenina resonó, y los corazones de todos los presentes se tensaron.—Dicen que los que van a ser descongelados hoy son los principales accionistas de nuestra base criogénica. Muchas de nuestras instalaciones experimentales y cámaras de almacenamiento fueron financiadas por él.—¡Así es! También escuché que antes de la criopreservación era un multimillonario, pero su amada tenía una enfermedad terminal. Eligió ser criopreservado para estar con ella.—Tan rico y tan romántico... ¿qué clase de hombre extraordinario es este? ¡Su pareja es muy afortunada!Los nuevos científicos jóvenes murmuraban entre ellos. Como los mayores accionistas de la base experimental criogénica, la historia de amor de Gabriel y Camila había circulado en múltiples versiones durante estos cincuenta años.A pesar de que muchos detalles se perdieron en las constantes transmisiones orales, el amor sincero que había cruzado cincuenta años conm

  • Mientras él celebra su boda, yo me hundo en el mar   Capítulo 22

    El encargado habló con sinceridad, esperando convencer a Gabriel para que abandonara la idea de someterse a la criopreservación.Sin embargo, independientemente de sus argumentos, Gabriel tenía una sola respuesta:—Independientemente de si en el futuro se logra la descongelación con éxito, no cambiaré de opinión —declaró con mirada firme, sin el menor atisbo de duda o vacilación—. Ya la perdí una vez. No la perderé una segunda.Si en el futuro lograban descongelarlos con éxito, entonces se encontrarían en el porvenir.Si no era posible, entonces la acompañaría al otro mundo.Las profundidades marinas eran tan oscuras, tan frías... sin él a su lado, ¿qué haría su pequeña, que tanto temía a la oscuridad y al frío?El encargado, habiendo dicho todo lo que podía decir, no tuvo más remedio que traer el formulario de consentimiento para la criopreservación y pedirle a Gabriel que lo firmara.Firma, examen médico, selección del ataúd criogénico... todos los procedimientos se completaron sin co

  • Mientras él celebra su boda, yo me hundo en el mar   Capítulo 21

    —Señor Morales, ¿no está bromeando? —exclamó sorprendido el encargado del grupo de investigación criogénica—. ¿Realmente está solicitando que lo sometamos a criopreservación?Gabriel asintió y respondió con absoluta calma:—Exactamente. Y a partir de hoy, seré el mayor accionista de su grupo de investigación. El diez por ciento de los ingresos anuales del Grupo Morales se destinarán a su centro de investigación criogénica para ayudarles a desarrollar tecnología de descongelación.Un diez por ciento podía no sonar a mucho, pero se trataba del Grupo Morales.¡Las ganancias netas mensuales del Grupo Morales ascendían a decenas de miles de millones de dólares!—Señor Morales, agradecemos enormemente su voluntad de financiarnos, pero la tecnología criogénica está principalmente destinada a pacientes con enfermedades terminales —explicó pacientemente el encargado—. Como esclerosis lateral amiotrófica, cáncer, fallo multiorgánico... enfermedades para las que, con el nivel médico actual, los pa

  • Mientras él celebra su boda, yo me hundo en el mar   Capítulo 20

    Tres días después, Gabriel finalmente se encontró con la Camila que tanto había añorado.Camila yacía en el ataúd criogénico, con los ojos cerrados, su expresión dócil y tranquila, como si estuviera dormida.Contemplando a la pequeña rosa dormida en el ataúd, Gabriel recordó inevitablemente aquellas innumerables noches en que la había arrullado hasta dormirse. También entonces ella cerraba los ojos y se acurrucaba mansamente en sus brazos, con sus largas pestañas ligeramente curvadas hacia arriba, hermosa como una muñeca de porcelana.La única diferencia era que ahora, incluso sus pestañas estaban cubiertas de escarcha.Su rostro lucía tan pálido... Dentro del ataúd criogénico debía hacer mucho frío.Camila, no tengas miedo, el tío pronto estará contigo.—Camila, perdóname, el tío te mintió —Gabriel extendió su mano, deseando acariciar la pálida mejilla de Camila, pero terminó tocando la fría tapa del ataúd.No podía tocarla.Así como ella, tantas veces, había intentado tocar su corazón

  • Mientras él celebra su boda, yo me hundo en el mar   Capítulo 19

    Gabriel tomó el bolígrafo que le ofreció el joven y, con un corazón lleno de profunda reverencia y respeto por el amor, escribió su opinión en el cuaderno."Para la hermana vecina desconocida:Tu hermano me ha contado vuestra historia. Me ha hablado mucho, pero de principio a fin, solo he escuchado sobre tu amabilidad hacia él y su cariño por ti. Incluso cuando lo rechazaste, mencionaste el temor a las habladurías, no que no sintieras algo por él.Por eso me atrevo a adivinar que probablemente también sientes algo por este hermano que te ama con tanta pasión que incluso parece un poco tonto.Pero no puedes admitir tus sentimientos porque eres la mayor. Crees que deberías ser más racional, que él puede ser imprudente pero tú no. Incluso sientes que debes endurecer tu corazón y cortar este amor que la sociedad no aprueba, creyendo que eso es lo correcto.Pero, ¿realmente importan tanto las miradas de los demás?Solo tenemos una vida. ¿Eliges vivir temerosamente bajo la mirada de los demás

  • Mientras él celebra su boda, yo me hundo en el mar   Capítulo 18

    Cuando el joven hablaba de la hermana de su vecino, sus ojos brillaban como si una luz repentina iluminara la oscuridad de la noche. Su vida entera parecía haber sido iluminada por esta vecina.—Esperé tanto tiempo hasta que finalmente crecí, pero cuando me declaré a ella lleno de esperanza, me rechazó —al decir esto, la luz en los ojos del joven se apagó de golpe—. Me dijo que es doce años mayor que yo y que si estuviéramos juntos, la gente hablaría.—No lo acepto. Creo que la edad no es un problema, ¡el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo! Y quiero demostrarle que las personas modernas tienen una mentalidad abierta. Una relación entre una mujer mayor y un hombre más joven no es nada del otro mundo. Si nos atrevemos a dar este paso, seguramente nos espera un final feliz.—Por eso estoy en la calle, recopilando opiniones. Señor, ¿podría tomarse unos minutos para escribir en este cuaderno lo que piensa sobre las relaciones donde la mujer es mayor? Quiero mostrarle que, aunqu

  • Mientras él celebra su boda, yo me hundo en el mar   Capítulo 17

    El ataúd criogénico de Camila fue depositado en las profundidades del mar.El encargado le explicó a Gabriel que el grupo de investigación criogénica solo había construido una cámara de almacenamiento para los ataúdes en el fondo marino, no una base experimental completa.Y la cámara de almacenamiento solo contenía los ataúdes criogénicos; ninguna persona viva podía entrar.—Gabriel, seguramente usted comprende que el fondo marino es diferente a la superficie. Las temperaturas son bajas, la presión es alta, y construir una base experimental submarina requeriría una enorme inversión... No me da vergüenza admitirlo, nuestro grupo de investigación criogénica siempre ha tenido un presupuesto muy ajustado, así que solo construimos la cámara de almacenamiento, no una base experimental completa.—Además, para proteger los ataúdes de la corrosión marina, la cámara está herméticamente sellada. Incluso hemos extraído todo el aire del interior, ya que el oxígeno podría oxidar los materiales del at

Explore and read good novels for free
Free access to a vast number of good novels on GoodNovel app. Download the books you like and read anywhere & anytime.
Read books for free on the app
SCAN CODE TO READ ON APP
DMCA.com Protection Status