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Capítulo 7

Author: Ana S. Flores
Apenas tres días después, la familia González aflojó una fortuna y Diego obtuvo libertad bajo fianza.

Aquella tarde, yo leía en el balcón del pent house de Santiago cuando sonó el timbre.

Miré el monitor y allí estaba Diego, impecable en traje y corbata, sosteniendo un enorme ramo de rosas. Sonreía con la misma ternura de siempre, como si sus berridos en el tribunal jamás hubieran ocurrido.

Solté una risita sarcástica y oprimí el botón del interfón:

—Lárgate.

Su sonrisa se tensó, pero enseguida recobró el gesto suplicante.

—Clara, sé que me odias, pero dame cinco minutos. Solo cinco, ¿sí? Necesito hablarte cara a cara.

Estuve a punto de colgar; luego pensé: ¿por qué facilitarle las cosas?

Fui a la puerta y abrí, sin quitar la cadena de seguridad.

Los ojos de Diego se iluminaron. Dio un paso, pero la cadena lo frenó.

—Clara… —murmuró.

Su mirada cayó en el collar con diamante que pendía de mi cuello: el regalo de compromiso del señor  López. Las pupilas de Diego se contrajeron, aunque se
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