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Capítulo 70
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Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 445
Mientras hablaba, tosió y escupió sangre. Al momento, el hombre ya no pudo sostenerse más, se desplomó y sus rodillas se pegaron fuerte contra la cubierta.Tosió varias veces más, escupiendo más sangre. La puñalada que Valeria le dado había sido realmente feroz y certera... Probablemente había tocado el bazo.Clara escuchó el ruido y salió corriendo a ver qué pasaba. Al encontrar a Santiago arrodillado en el suelo, no solo con el cuchillo clavado sino también tosiendo sangre, se asustó mucho y gritó pidiendo al doctor.El médico se apresuró a llegar. Santiago haciendo un último esfuerzo con su conciencia, ordenó:—Regresen inmediatamente, y convenzan a la señora de que vuelva al camarote...Después de decir esto, Santiago cerró los ojos y se desmayó.—¡Señor!Valeria vio cómo se llevaron a Santiago de vuelta al camarote. Las condiciones en el yate eran limitadas, el médico solo pudo hacer un vendaje para detener la hemorragia.Clara preguntó por la situación.—Parece que hirió el bazo,
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 444
Los ojos de Valeria se abrieron como platos. Lo había logrado... Finalmente había clavado ese cuchillo lleno de odio en Santiago.En la palma de la mano sintió un líquido tibio y pegajoso. Valeria sabía que era la sangre de Santiago.Él no se movía, ni siquiera mostraba señales de luchar. ¿Había muerto? ¿Santiago estaba muerto? ¿Había matado a alguien?Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Valeria respiraba agitadamente, temblando sin control.—Valeria...Santiago lentamente levantó la cabeza para mirarla. El hombre estaba pálido y gotas de sudor en la frente.Los ojos de Valeria se abrieron desmesuradamente, como si despertara de golpe. Retiró la mano que sostenía el mango del cuchillo, gritó y empujó a Santiago.Él gimió y se desplomó hacia un lado. Valeria se levantó y retrocedió usando manos y pies.Se retiró hasta el borde de la cama, se cayó al suelo sin querer, pero sin importarle el dolor del cuerpo, Valeria se levantó y corrió directo hacia la puerta.—Valeria...Ella abrió l
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 443
Valeria sintió una risa amarga por dentro. Lo miró muy seria.—¿Quieres que te aplauda?—No es necesario. —Santiago sonrió apenas—. Solo quería probarte que por ti soy capaz de hacer lo que sea.—Ah, ¿sí? —Se burló Valeria—. Entonces, si ahora te digo que te tires al mar, ¿lo harías?Santiago se quedó pasmado. Pero enseguida pareció reírse con cansancio.—¿En serio?—En serio. —Valeria se rio con desprecio—. Estamos en mar abierto, si te lanzas te perdono. Si sobrevives, qué suerte tienes. Si te ahogas, te lo buscaste.—Valeria, no me puedo morir.Santiago la miró con toda seriedad.—Alguien todavía me necesita.—Claro, obvio que no te quieres morir, ¡tu Nicolás aún necesita que le hagas de papá perfecto!Valeria quitó el pie bruscamente y lo miró con frialdad.—Pero Santiago, he deseado un montón de veces que te mueras. Lo malo es que los canallas siempre son los que más viven. Sé que no te puedo ganar, así que espero que esta sea la última vez que me fastidies. Dices que te debo eta
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 442
La boda se retrasó. Valeria se quedó todo el tiempo en el cuarto.Al mediodía Clara le llevó comida. Al ver a Valeria sentada en la cama con los ojos cerrados, Clara suspiró bajito.Decían que era una boda, pero novia, aunque tan hermosa, no se veía para nada feliz. Qué tan extraña y perturbadora era esa ceremonia, todos se daban cuenta.Solo que Santiago les pagaba para trabajar, así que no tenían derecho a juzgar lo que hacía su patrón. Simplemente les daba lástima que un hombre tan rico y poderoso como él también pudiera sufrir por amor no correspondido.Los sentimientos eran lo único en el mundo que no se podía forzar.Clara se acercó a Valeria y le dijo suavemente:—Señora, coma algo primero. Acabo de escuchar al señor decir que la boda será hasta la noche, así que coma algo para no estar en ayunas.Valeria abrió los ojos y miró a Clara. Después de un momento, dirigió la mirada hacia la comida que Clara había puesto en la mesa.—No quiero comer eso —dijo con voz fría—. Dile al coc
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 441
Cerró los puños con una rabia descontrolada.—Perfecto, vamos a decir que te debo algo. Esta boda te la voy a compensar.—Así me gusta más. —Santiago le tomó la nuca, inclinó la cabeza y le plantó un beso delicado en la frente.Valeria cerró los ojos y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.***Santiago había tenido todo listo desde mucho antes. Aparte de Clara, en el yate esperaba todo un equipo de organizadores de eventos. También había un doctor particular, un oficiante y un cocinero.El yate había sido remodelado completamente, sobre todo el camarote donde Valeria había pasado los últimos días, que estaba hecho exactamente igual que el dormitorio principal de Residencial Las Palmas.Desde que Valeria accedió a celebrar la ceremonia nupcial con Santiago, todas esas personas comenzaron a aparecer ante ella.Dos estilistas le arreglaron el cabello y la maquillaron. El yate permanecía inmóvil en aguas internacionales.Por suerte era un día calmado, sin oleaje. El cielo azul contr
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 440
Santiago se agachó bajo la mirada confundida de Valeria. Sacó una llave del bolsillo interior de su chaqueta y le quitó la cadena del pie.La cadena cayó a un lado. Valeria se molestó.Santiago se levantó, y la miró con una sonrisa tierna.—Ahora puedes salir.Valeria lo miró fijamente, algo dudosa. Santiago no dijo nada.Ella dio un paso hacia adelante para probar. Él no la detuvo.Valeria respiró profundo y empezó a correr. Le dolía terriblemente el tobillo, pero no le importó. Giró la manija, abrió la puerta y salió corriendo.Pero al segundo, ¡Valeria se quedó helada!Ese lugar no era Residencial Las Palmas... Vio el pasillo y ya se imaginaba lo que pasaba.Pero no quería creerlo. Cojeando, siguió caminando por el pasillo. Al salir, la brisa marina que le pegó en la cara hizo que se le hundiera el corazón.Caminó hasta la cubierta, miró el mar infinito y no podía creerlo. ¡Resulta que no estaban en Residencial Las Palmas! ¡Estaban en un yate privado!Escuchó pasos detrás de ella. V
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