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Capítulo 8

Author: Zulema
A través del espejo vi que el agua del río casi llegaba a las ventanas de la casa de Marina.

Ahí entendí por qué, de repente, había decidido pedirme ayuda. Aunque se le notaba la desesperación, seguía con su aire altivo de siempre.

—Celia, ¿por qué no dices nada? —soltó Marina con ese tono de superioridad—. Solo porque eres mi hermana estoy considerándote. No seas ingrata.

Se me escapó una sonrisa irónica.

—¿Ah, sí? ¿Y ahora debería darte las gracias?

Marina no notó la burla y siguió como si nada.

—Claro. Soy tu salvadora, te lo digo. Tienes que arrodillarte y pedírmelo.

—Mejor que lo haga otro —respondí, con calma—

Corté la llamada sin pensarlo.

El celular volvió a sonar enseguida y me venció la curiosidad: ¿qué excusa inventaría ahora?

Al contestar, su voz sonaba tensa, aunque intentaba mantener la arrogancia.

—Está bien, Celia —dijo—. Como eres mi hermana, tendré algo de compasión. No hace falta que te arrodilles. Dime dónde estás. Ven a buscarnos a Iván y a mí. Llévanos al Monte O
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