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Capítulo 10

작가: Nora
Carlos regresó apresuradamente a la mansión y detuvo a la sirvienta para preguntar por el paradero de Alba.

—La señora salió muy temprano para comprar las flores frescas.

Se tranquilizó un poco.

La fiesta de bienvenida, resultó majestuosa; en el centro del salón colgaba un marco de casi la altura de una persona.

Carlos estuvo a punto de destapar la tela que lo cubría, pero la sirvienta lo detuvo.

—La señora pidió que no se descubriera hasta que todos los invitados estuvieran presentes.

Carlos retiró la mano.

Los invitados llegaron poco a poco, y él se ocupó de recibirlos, sin darse cuenta de que Alba tardaba demasiado en regresar.

La fiesta comenzó, y Sofía apareció desde la escalera del segundo piso, bajando lentamente con un vestido de princesa.

El rostro de Carlos se iluminó con una sonrisa paternal.

“¡Bang!”, la puerta se abrió de golpe.

Apareció Laura en la entrada , vestida con un vestido de alta costura.

Todas las miradas se dirigieron juntos hacia ella.

El rostro de Carlos cambió de inmediato y se acercó rápidamente a ella.

En voz baja, le reprochó:

—¿No te pedí que sea de perfil bajo?

Laura alzó las manos con aparente inocencia.

—¿No fue tú quien ordenó a la asistencia que me entregara este vestido?

Carlos quedó desconcertado, pero en ese momento no tenía tiempo para aclarar.

Se aclaró la garganta y dijo en voz alta:

—Bienvenidos todos a esta celebración. Ahora quiero presentarles a la protagonista de hoy: Sofía Sainz.

Llevó de la mano a la niña hasta colocarse frente al enorme pastel.

El proceso de cortar el pastel correspondía con los padres adoptivos y la hija, pero el lugar de Alba Flores estaba vacío.

¿Dónde estaba Alba?

—Déjame hacerlo a mí.

Laura avanzó con pasos elegantes y tomó el cuchillo que le ofreció un sirviente.

Alguien entre la multitud murmuró lo que muchos pensaban:

—Si no me equivoco, la señora Sainz es otra, ¿verdad?

—¿Y quién es esta mujer que parece la anfitriona?

—Oigan, ¿no han notado que la niña adoptada se parece mucho a esta mujer?

...

Carlos interrumpió de inmediato:

—Cof, cof. Agradezco la amabilidad de esta señorita, pero creo que es mejor que lo haga mi esposa.

El rostro de Laura se ensombreció un instante, luego bajó la cabeza y le lanzó una mirada a Sofía.

La niña lo entendió al momento.

Ella tomó la mano de Laura y dijo con firmeza:

—Papá, deja que mamá corte el pastel. La tía Alba no es mi mamá.

Aquellas palabras cayeron como un rayo en la cabeza de Carlos, dejándolo aturdido.

Tapó la boca de la niña, con gesto severo, y dijo:

—¿Quién te enseñó a decir eso? ¡Tu madre es Alba Flores!

Al mover la mano, derribó sin querer la tela que cubría el enorme marco.

Una enorme fotografía quedó a la vista de todos.

Eran Carlos y Laura, con las ropas desordenadas, sudorosas y en actitud íntima.

El rostro de Carlos palideció. Corrió hacia el marco intentando cubrir la imagen escandalosa.

Los invitados empezaron a murmurar entre ellos.

Ya era demasiado tarde: todos habían visto claramente quiénes eran los protagonistas de la imagen.

Laura también se quedó petrificada, sin saber cómo reaccionar.

La sangre de Carlos se le subió a la cabeza; el mareo lo invadía.

Sacó el teléfono para llamar a Alba.

“La persona a la que llama no está disponible en este momento, por favor intente más tarde…”

Carlos se desesperó por completo.

La fiesta había sido organizada por Alba, entonces, ¿esa fotografía desnudo de él y Laura también había sido puesta allí por ella?

No se atrevía a imaginar la reacción de Alba al enterarse de su relación con Laura y de la verdadera identidad de Sofía.

Los murmullos de los invitados pronto se convirtieron en comentarios en voz alta, cada vez más crueles:

—Decían que la familia Sainz era una familia de eruditos… y su hijo, casado y jugando de esta manera…

—Ya me sospechaba antes por qué Carlos y su esposa, siendo tan jóvenes, quieren adoptar a una huérfana… resulta que en realidad es su hija ilegítima.

—Y la verdadera señora Sainz ni siquiera está presente. Seguro que, al enterarse de la verdad, se abandonó de este desastre.
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