Semua Bab Un Anhelo Sin Final: Bab 1 - Bab 10

Carlos bajó la mirada y, después de un momento de reflexión, dijo:—Después de todo, Laura me dio una hija, haré todo lo posible por protegerla, y Alba, ella me ama tanto que nunca me dejará. Además, en aquel momento rompió con la familia Flores para casarse conmigo, no tiene forma de retroceder.Era pleno agosto, pero el cuerpo y el alma de Alba se sentían como si hubieran caído en un pozo de hielo.Resultaba que su decisión de casarse con él, hasta rompiendo con sus padres, había estado dentro del cálculo de Carlos Sainz todo el tiempo.Todas las dudas del pasado, en ese momento, encontraron su respuesta.La familia Sainz, que nunca se había involucrado en proyectos benéficos, de repente creó una institución de caridad.Carlos, que siempre encontraba a los niños molestos, era tan cariñoso con la huérfana Sofía en el orfanato.No era de extrañar que últimamente hubiera mostrado tanto interés en adoptarla; de hecho, Sofía era la hija de él y Laura Escanes.Alba levantó la vista hacia e

¡¿Laura Escanes había regresado?!—uhhh, Carlos, no quiero que Sofía llame a otros, papá y mamá —Laura sollozó.Carlos se inclinó cerca de su oído y la consoló suavemente: —Tranquila, me aseguraré de que Sofía quedaría registrada legítimamente en la familia Sainz.Entonces Laura dejó de llorar y rompió en una sonrisa.—Carlos, legalmente tú y yo somos esposos, pero Alba… —dijo.Carlos frunció el ceño:—Me casé contigo antes de la boda solo para que no te aprovecharan mientras estabas en el extranjero. Aparte del título de la señora Sainz, puedo darte todo lo que quieras. Alba no hizo nada malo, no la molestes.Laura mostró desagrado, pero la prioridad ahora era Sofía, así que contuvo sus emociones y dijo:—Tranquilo, no disputaré el título de la señora Sainz con ella, tampoco tengo derecho a hacerlo.Carlos se dio cuenta de que sus palabras habían sonado duras y se agachó un poco para tranquilizarla:—¿Qué dices? ¿Quién tiene derecho o no, si ya has dado a Sofía a la familia Sainz? Mi

—¡Ah! —gritó Laura.Alba, por reflejo, extendió la mano para intentar sujetarla, pero solo rozó la esquina de su ropa y arrancó un botón.Justo en ese momento, Carlos salió de la esquina, escuchó el grito y corrió hacia allí.Delante de él estaba Laura rodando por las escaleras y Alba con la mano aún extendida.Carlos apartó a Alba y bajó de un salto para sostener a Laura:—¡Laura, despierta!Laura agarró el brazo de Carlos con expresión dolorida:—Carlos, no le culpes a Alba. Simplemente no le gusta tanto Sofía. Solo dije un par de palabras, la hice enojar.Dicho esto, se desmayó en sus brazos.Carlos giró bruscamente la cabeza y fulminó con la mirada a Alba, que había sido empujada al suelo: —Alba, sabes que lo que más me odia es la hipocresía.Luego cargó a Laura y se dirigió al hospital: —Más te vale rezar para que Laura esté bien, o no me culpes por no guardar los viejos sentimientos.Al escuchar el motor del coche abajo, Alba levantó la mano, herida por las piedras, y vio la sa

Carlos tenía el rostro sombrío: —¡Alba Flores! ¡Como hombre de esta casa, te ordeno que tomes la sopa!Laura ya había bajado el equipaje y se dirigía hacia la puerta.Carlos, impaciente, dio un paso veloz hacia Alba.Tomó el tazón de sopa, cubrió la boca de Alba y la obligó a beber.—No creo que una sopa pueda matarte —dijo con determinación.Alba, sin fuerzas para resistirse, fue obligada a tragar un gran tazón de sopa dulce con castañas.Carlos por fin soltó el tazón.Alba se desplomó en la silla, con lágrimas y mocos brotando mientras tosía sin parar.Carlos no la miró y se giró para seguir a Laura.Una vez calmada Laura, ella se acurrucó en los brazos de Carlos con los ojos enrojecidos.Al pasar junto a Alba, Carlos dijo fríamente:—¿Ves? No pasó nada. Solo querías aparentar delicadeza.La garganta de Alba ya estaba tan inflamada que apenas pudo emitir un sonido, murmurando confusamente: —911... ¡Ayúdame!Carlos frunció el ceño:—Pronto vas a ser madre. Debes saber comportarse. P

Con la excusa de estar ocupado con los trámites de adoptar a Sofía, Carlos no regresó a casa durante todo el fin de semana.Eso le dejó a Alba el tiempo suficiente.Durante esos dos días, Laura no dejó de enviarle mensajes.A veces era una foto borrosa de un hombre y una mujer en actitud íntima, o videos explícitos e indecentes.Y en ocasiones, era su voz presumiendo:—Alba Flores, ¿de qué sirve que Carlos diga que te ama con la boca? Al final, con solo un gesto de mi mano, cae rendido a mis pies. He oído que vas a organizar una fiesta de bienvenida para Sofía. ¿Crees que yo podría asistir? Al fin y al cabo, mi relación con Sofía… no es nada común.***Ante estas provocaciones descaradas, Alba no respondió, guardó todas una a una.Carlos quería darle una sorpresa, así que, por reciprocidad, ella también debía prepararle un regalo.Ya que se trataba de una fiesta de bienvenida para Sofía, debía ser grandiosa.Alba envió invitaciones a los amigos íntimos de Carlos, a los grandes clientes