El esposo renacido no salva a mi suegra

Tobías Álvarez me miró con ojos despiadados, como si fuera una criminal imperdonable.

—Todo es tu culpa, mataste a Mía, hiciste que muriera sin un cadáver completo. Voy a hacer que experimentes todos los sufrimientos que ella padeció.

Después de decir las palabras, cerró la ventanilla del coche y dejó que las bestias salvajes me desgarraran y devoraran mis órganos internos.

Morí en tormento. Al abrir los ojos de nuevo, volví al día en que mi suegra fue secuestrada.

—¿Qué hacemos Melodía? ¡Tenemos que salvar a mamá! ¿Dónde está Tobías, a dónde fue?"

Yolanda, hermana de mi esposo, lloraba desconsoladamente. —¡Que venga alguien! ¡Rápido!

Pero sus gritos no obtuvieron ninguna respuesta.

Sintiéndome apenada, no tuve más remedio que decirle la verdad.

—Todos fueron llamados para celebrar el cumpleaños del perro de Mía Ximénez.

Incluso la criada fue llamada para preparar la comida del cumpleaños del perro.

—¿Qué? ¿Sólo para celebrar el cumpleaños de un perro no contesta el teléfono de nadie e incluso se llevó a todos?

Yolanda Álvarez abrió los ojos desmesuradamente.

Pero debido a la urgencia de la situación, no pudo pensar más.

—Melodía, sabes conducir, ¿podrías ir a buscar a Tobías? Yo me quedo en casa vigilando, en caso de que los secuestradores vuelvan a llamar, al menos habrá alguien en casa.

Viendo a ella llorando con tanta tristeza, aunque me sentía mal, dije con amargura, —Yolanda, no es que yo no quiera ir, es que me preocupo que aunque vaya, tu hermano no regresará conmigo.

Tobías y yo teníamos un matrimonio arreglado entre familias, y Yolanda sabía que nuestra relación no era buena.

Especialmente últimamente, por Mía Ximénez, habíamos discutido mucho, y todos lo habían visto.

Además, ahora él estaba con Mía, si yo iba, sólo empeoraría la situación.

-Pues quédate en casa, yo iré en taxi.

Ella no se enojó por mi rechazo, sino que comprendió mi dificultad y salió precipitadamente.

Pero apenas pasó media hora, ella me llamó llorando.

—¿Qué hacemos ahora? Nadie me hace caso, dijeron que yo estaba mintiendo. Especialmente Tobías, dijo que nosotras dos confabulamos para engañar a todos. Me arrodillé y le supliqué, pero aún así no me creía.

Al otro lado del teléfono, su voz temblaba cada vez más por la frustración.

En ese momento, los familiares de Tobías se enteraron de la noticia y acudieron rápidamente.

Al escuchar lo que dijo Yolanda, ellos se enfurecieron, —¡Qué escándalo! ¡Por una mujer, está dispuesto a abandonar incluso a su propia madre!

—Mía finge a ser bondadosa, pero ahora tenemos un problema tan grave, no deja que Tobías regrese.

Pero aún había quien recordaba con ansiedad, —Si Tobías no regresa, ¿qué vamos a hacer?

—¡No podemos quedarnos sin hacer nada viendo cómo matan a Antonia!