Capítulo 02

Por alguna razón, tal vez porque Mariana nunca había dicho algo así antes, la imagen de ella con lágrimas en los ojos al irse resonaba en la cabeza de Javier, causándole un malestar.

Se bebió varias copas de vino tinto seguidas antes de poder calmar la agitación inexplicable que sentía en el pecho.

En ese momento, Mateo se acercó con su celular.

—Javier, ¿no era este el vuelo de Mariana? Acaba de salir en las noticias.

Javier echó un vistazo. Era una noticia destacada:

...Según informes, el vuelo AT580 enfrentó una grave emergencia hoy al mediodía. El capitán perdió el conocimiento en el momento, pero gracias a la ayuda profesional de una pasajera misteriosa, pudieron aterrizar sin problemas. Las causas del incidente aún están bajo investigación...

Al ver esto, todos los demás también se acercaron.

Después de leer la noticia, empezaron a comentar con asombro y emoción.

—¡Qué peligro! Con esa turbulencia tan fuerte, el ala se rompió y aun así lograron aterrizar. ¡No manches!

—¿No dice el reportero que una pasajera misteriosa ayudó un montón? ¿Hay alguna foto de su cara?

—Dicen que es una mujer. El video de la caja negra está muy movido, subieron varios a internet. Déjame buscar.

Mientras todos hablaban, Javier recordó algo y tomó el contrato que había aventado en el sofá.

En la esquina inferior derecha del sobre había unas gotas de sangre seca.

Esa mujer... ¿estaba herida?

—¡Ya lo encontré! —gritó Mateo, trayéndolo de vuelta a la realidad. Volteó a ver. En el video solo se veía una figura de espaldas.

La cintura delgada, las piernas largas y esa ropa le parecían conocidas.

—Esta persona se parece un poco a Mariana.—alguien comentó dudando.

Mateo se rio, —No inventes, todos sabemos que Mariana es el pajarito de oro de nuestro Javier. Solo tiene algo de talento en finanzas, ¿cómo va a tener esa habilidad?

Esa frase disipó todas las dudas. Javier también pensó que era imposible.

—Sigamos buscando, a ver si hay imágenes más claras. Mateo estaba muy interesado, —Ese cuerpo está de ataque, tengo que verle la cara.

Javier perdió el interés. Su dedo pulgar rozó ligeramente las gotas de sangre seca, y el vino que tragaba le supo amargo.

Frunció el ceño y se aflojó la corbata.

—Ustedes sigan, yo ya me voy.

Se levantó y se fue.

Si se había lastimado por eso, regresaría temprano, ella debería estar contenta.

Cuando llegó a la villa, ya eran las diez y media de la noche.

Para su sorpresa, no había ni una luz prendida en toda la villa. Al entrar, no había señales de la mujer esperándolo en la sala, ni comida caliente o sopa para la cruda en la mesa o la cocina.

¡Esto nunca había pasado antes!

—¡Cada vez más berrinchuda!

Subió las escaleras con el sobre, tocó la puerta del cuarto de Mariana un buen rato. Finalmente, sin aguantarse más, usó la llave para abrir, solo para darse cuenta de que ni siquiera estaba cerrada.

—Ya deja de hacer tus dramas...

El aire olía a su perfume de siempre, pero la cama estaba vacía.

—¿Jugando a escaparte de la casa? El hombre se rio con fastidio, se quitó la corbata y sacó su celular para llamar, pero frustrado, lo aventó sobre la cama.

—¡A ver cuánto te dura el teatrito!

¡No iba a permitir que se le hiciera costumbre andar de berrinchuda!

***

En ese momento, en la sala de la villa Mirac, la zona residencial de lujo más famosa de Glotán.

Un hombre alto y guapo abrazaba a Mariana, consolándola suavemente.

—Ya, no llores más. Es un idiota. Te lo dije, debiste haber roto con él hace tiempo. ¡No te merece!

Resulta que hacía medio año, la familia Vázquez de Solsur había encontrado a Mariana.

Le contaron que sus papás no eran gente del campo, sino la hija y el yerno de los Vázquez, la familia más rica de Solsur.

Aunque sus papás habían muerto en un accidente hace años, su abuelo y abuela habían adoptado a cuatro tíos que nunca dejaron de buscarla.

Le dijeron que podía volver cuando quisiera, pero ella lo rechazó en ese momento por Javier...

No esperaba que la realidad la golpeara tan pronto...

Después de desahogarse, Mariana se sintió bastante apenada.

Fue al baño a lavarse la cara y se sentó en el sofá frente a su tío mayor, Alejandro Vázquez.

—Tío, todavía no quiero volver con la familia Vázquez. Hace años le fallé a mi profesor. Quiero regresar y terminar mis estudios. Además, hay algunas cuentas pendientes que quiero arreglar yo misma.

Al fin y al cabo, nunca había tenido contacto con la familia Vázquez desde que nació. Aunque en este medio año había sentido mucho el cariño de la familia, los Morales la criaron durante dieciocho años y aun así pudieron abandonarla. Si regresaba con la familia Vázquez sin haber logrado nada...

Se sonó la nariz, sus ojos aún rojos, pero su mirada era clara y tranquila.

Alejandro mostró una expresión de aprobación.

Tenía carácter propio, no era dependiente. Aunque hubiera soportado humillaciones, mantenía su dignidad.

¡Sin duda era de la familia Vázquez!

Él no puso ningún pero, respetó lo que ella decidiera.

Mientras ella quisiera, él y la familia la apoyarían en todo. Esa villa era de su propiedad en la zona, originalmente la había comprado para Mariana. Ahora le dio las llaves sin duda y ordenó que se hiciera el cambio de dueño de inmediato. A partir de ese momento sería de ella. Si no quería regresar, podía quedarse ahí por mientras.

Después de hablar un rato de cosas de la familia, Alejandro tenía pendientes. Le encargó a Nora, el ama de llaves, que cuidara bien a Mariana y se fue.

La villa normalmente estaba vacía, solo Mariana viviría ahí.

Una vez que se tranquilizó, regresó al estudio que su tío le había preparado especialmente. Sus dedos se movían rápido en la tablet revisando información.

El académico Ramón Gomez del Instituto de Aeronáutica inicia el proyecto de desarrollo del chip mecánico B13...

Su profesor debía estar bien decepcionado de ella.

Cuando rechazó seguir estudiando, el profesor intentó convencerla una y otra vez. Para no dudar, ella cortó de tajo toda comunicación con él.

En estos dos años, para serle útil a Javier, se dedicó por completo a estudiar finanzas e inversiones, dejando de lado lo que de verdad le apasionaba.

No había vuelto a tocar nada de aeronáutica.

Hace unos días, cuando tuvo que lidiar con el accidente aéreo de emergencia, fue la primera vez en mucho tiempo que volvió a tener contacto con la aeronáutica.

Esa sensación de pasión intensa era inolvidable.

No.

Ya que había visto que el camino que eligió estaba mal.

Rectificar es de sabios, todavía tenía chance.

Volvería a ser la Mariana de antes.

Aunque fuera bien difícil.

Con la decisión tomada, investigó un poco más y se fue a dormir.

Durmió como tronco toda la noche.

Al día siguiente, con los documentos del B13 que había organizado, fue al Instituto de Investigación Aeroespacial de Glotán.

Camisa blanca, jeans, el pelo largo recogido en una coleta, la cara lavada, blanca como porcelana, se veía tranquila y llena de vida.

Quién iba a pensar que apenas entrando a la universidad se toparía con la última persona que quería ver.

¡Claudia Morales!