All Chapters of Términos de Rendición: Chapter 401 - Chapter 410

Sofía tenía una mano enyesada, pero estaba acurrucada en una esquina afuera del quirófano, con los ojos vacíos.—Sofía, ¿qué pasó? —Valeria la llamó.Sofía, que había estado perdida, finalmente se volvió, se levantó de un salto y corrió hacia Valeria para abrazarla.—Vale, noooo, nooooooo...Valeria sintió la angustia de Sofía y le palmeó suavemente la espalda.—Tranquila, ¿qué pasó?Sofía sollozó por un buen rato antes de poder contar la historia entre lágrimas.Lo que había pasado era muy simple, pero suficientemente desgarrador.Anoche Miranda había mejorado, pero a medianoche de repente se arrojó desde el piso de arriba.Sofía, que dormía a un lado, se despertó al escuchar el sonido de Miranda cayendo.Cuando se asomó por la ventana y vio a su madre abajo, se derrumbó completamente.Hasta que se escucharon los gritos de otras personas, Sofía finalmente reaccionó aturdida.Miró a Valeria con expresión desolada.—Mi mamá ya lleva dos o tres horas adentro, el doctor ya ha emitido vari

"Vale, déjame en paz, no me busques."Valeria miró fijamente la pantalla del celular, su expresión se detuvo ligeramente. Solo respondió una frase: "Ten cuidado."El cuerpo de Miranda estaba temporalmente en la morgue del hospital. Valeria no era familiar, así que no tenía derecho a hacer ningún arreglo.Suspiró. Su expresión también se volvió algo fría y severa.¡Irina Santana!Murmuró entre dientes el nombre de Irina, sus ojos se ensombrecieron.La vibración repentina del celular interrumpió sus pensamientos. Lo tomó para ver, era Yolanda llamando.—Señorita Rivas, usted dijo esta mañana que iría a ver al señor Donati, ¿quiere que vaya a encontrarla?Valeria entonces recordó que tenía asuntos pendientes. Se detuvo un momento y dijo:—Nos vemos directamente en el hospital.Tenía que regresar a casa a cambiarse de ropa, además Lorenzo no estaba en este hospital.Yolanda murmuró en confirmación y colgó el teléfono.Valeria bajó, levantó la mano para detener un auto y cuando regresó a ca

Con la posición de Lorenzo, si algo como lo de anoche se filtrara, seguramente sería un escándalo considerable.—Me temo que si hubiera sido así, señor Donati ahora tendría más que esta pequeña herida en el cuerpo, ¿no?Los dedos largos de Lorenzo se detuvieron. Finalmente dejó el libro y miró directamente a Valeria.La luz del sol se filtraba por la ventana cercana, reflejando las pupilas de Lorenzo en color ámbar. Se veían hermosas.Si su mirada no fuera tan fría, probablemente se vería aún mejor.Valeria podía ver claramente que los ojos de Lorenzo la examinaban. No se movió, se quedó ahí parada con naturalidad dejando que Lorenzo la observara.Después de mucho tiempo, Lorenzo finalmente soltó una risa burlona:—No esperaba que fueras tan elocuente, parece que las señoritas de los Rivas no son todas tontas.Valeria se detuvo. No esperaba que Lorenzo hubiera conocido a Camila, pero pensándolo bien era normal.Camila había trabajado en el Grupo Rivas mucho más tiempo que ella. Lorenzo

Valeria estaba revisando documentos.Al escuchar el ruido levantó la cabeza y se encontró con los ojos rojos e hinchados de Arturo.No sabía si era por falta de descanso o por la ira.Cerró el archivo que tenía en las manos:—¿Vino a buscarme por algo?—¿Quién te dijo que llamaras a la policía?Arturo preguntó con voz grave:—Te pregunto, ¿quién te dijo que llamaras a la policía por tu cuenta?Valeria se levantó y le sonrió a Arturo:—Yo misma.—¿No se le olvida que ahora manejo las finanzas y recursos humanos de la empresa? ¿Qué problema hay en llamar a la policía cuando encuentro irregularidades en las cuentas?Comparada con la desesperación de Arturo, Valeria se veía mucho más tranquila.Arturo se molestó bastante por su actitud y tono.Tembloroso levantó la mano para señalarla:—No olvides quién manda en esta empresa ahora.Valeria alzó una ceja para mirarlo, con una sonrisa radiante.—Por supuesto que no lo olvido, usted.—Pero quien hizo que el Grupo Rivas tambaleara al borde de

Damián levantó la mano para dar una calada al puro.Luego sus ojos indiferentes lo miraron:—Si usted quiere cooperar, no es imposible.Lorenzo, siendo una persona astuta, naturalmente entendió lo que Damián quería decir.Soltó una risa suave:—Dicen que el señor Figueroa siempre es imparcial, no esperaba que también tuviera sus favoritismos.—Pero ya que usted lo menciona, naturalmente no tengo problema.Hablar con gente inteligente nunca requiere mucho esfuerzo.Damián curvó los labios en una sonrisa, levantó su copa hacia él:—Entonces brindemos por una cooperación exitosa.Lorenzo sonrió:—Imagino que cuando la señorita Rivas se entere de todo lo que el señor Figueroa hizo por ella, estará muy feliz.Aunque dijo esto, un destello imperceptible y sombrío pasó por sus ojos.Esos ojos profundos miraron fijamente a Damián sin parpadear.Damián bebió un sorbo de vino, recordando la apariencia de Valeria en el auto. Dijo suavemente:—Este asunto, no es necesario decirle que tiene relació