Del otro lado del celular llegó una voz algo familiar:—Hola, señorita Rivas.—Soy Felipe.Valeria se sorprendió un poco:—¿Necesitas algo?Felipe se rio:—En realidad no es nada importante, solo que el jefe me dijo hoy que usted necesitaba gente, me pidió que le preguntara qué tipo quiere.—Qué requisitos tiene, cuántos necesita, para que yo le haga los arreglos.Valeria se detuvo. Había pensado que Damián no le había puesto atención, pero resulta que había aceptado.Con un problema más resuelto, se sintió mucho más aliviada:—Gracias. Necesito personas hábiles en combate, preferiblemente unas diez.—Mejor que sean del tipo que con solo verlos intimiden a la gente.Felipe se rio al escuchar esto:—Vaya, parece que es un trabajo grande.—¿Cuándo necesita la gente?Valeria lo pensó:—En una hora.—¿Una hora?Valeria confirmó. Sobre el asunto de Beatriz, solo quería una batalla rápida y decisiva. Después de todo, cada día que demorara en resolverlo, más peligrosa estaría.Felipe murmuró
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