Pero ella solo asintió con educación.—Sí.—Oye, y dicen por ahí que fuiste tú la que lo cortó, ¿no? —preguntó Javier con curiosidad.Valeria esbozó una sonrisa.—¿Desde cuándo andas tan enterado de chismes, Javi?No había venido para ventilar sus propios trapos sucios; su misión principal esa noche era ganarse el favor de Damián Figueroa.Ese contrato con él valía millones. Si lo conseguía, no solo le daría un respiro enorme a su pequeña empresa, sino que también le aseguraría un futuro a mediano plazo.Rodrigo, que la conocía bien, intervino para suavizar un poco la situación.—Oye, Javi, acuérdate que todavía debes tres tragos, ¿eh? Vente, vente…Mientras hablaba, se levantó y se llevó a Javi, no sin antes lanzarle a Valeria una mirada cómplice, como presumiendo su hazaña.Valeria le devolvió un guiño y, copa en mano, se acercó a Damián Figueroa.Justo cuando iba a hablar, la mujer al lado de Damián se le colgó del brazo.—Ay, Damián, no me siento muy bien… ¿Me sobas aquí, porfa?Mi
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