Todos los capítulos de Términos de Rendición: Capítulo 541 - Capítulo 550

Damián observó el rostro de Valeria, que se había puesto pálido en un instante, y esbozó una sonrisa maliciosa: —Mira qué valiente eres.—Mejor no digas que eres mi mujer.Sus dedos acariciaron la nuca de Valeria, esa sensación suave y cosquillosa la hizo volver en sí.—Fuiste tú quien me asustó primero —Valeria hizo un puchero y le dio unos golpecitos molestos en el pecho.Damián se rió suavemente y de repente habló.—En realidad mi condición es muy simple.Valeria preguntó: —¿Cuál?Damián estaba a punto de responder cuando su teléfono sonó de manera muy inoportuna. Cuando lo sacó, Valeria echó un vistazo y vio claramente en la pantalla el nombre 'Lila'.Se mordió ligeramente el labio y sin hacer ruido se incorporó del regazo de Damián.Damián contestó la llamada. Valeria no podía escuchar lo que decían del otro lado, pero al ver el ceño fruncido de Damián, supo que probablemente no eran buenas noticias.Efectivamente, después de calmar a Lila con algunas palabras suaves, Damián se di

—Señorita Rivas, ¿se encuentra bien?—¡Señorita Rivas!¿Quién la estaba llamando?Valeria frunció ligeramente el ceño, quería abrir los ojos para ver, pero por más que se esforzara no podía abrirlos.Benito se alarmó y levantó la mano para presionarle el punto de presión entre la nariz y el labio superior.Después de un rato presionando, Valeria abrió los ojos confundida. Al ver que era Benito, frunció el ceño instintivamente: —¿Cómo llegaste aquí?—El señor Figueroa me pidió que la siguiera —dijo Benito suavemente.Valeria volvió en sí, se cubrió la garganta y comenzó a toser violentamente.—¿Quién eres tú? ¿Qué haces en mi casa?Arturo, quien había sido pateado y enviado volando por Benito, se levantó del suelo cubriéndose el pecho donde había recibido la patada. Pero no mostraba ni una pizca de miedo en el rostro.—Esto es allanamiento de morada. Si no te largas ahora mismo, ¿crees que no llamaré a la policía?Benito lo miró con una frialdad terrible. Arturo, que un momento antes ha

—¿Estás bien? —Damián miró a Valeria con ojos serios.Valeria aún no había respondido cuando Damián recibió una mirada fulminante de la doctora.La doctora suspiró mientras miraba a Valeria y le aconsejó con el tono de alguien con experiencia:—Señorita, eres tan hermosa, ¿qué tipo de hombre no podrías encontrar?—Si un hombre te maltrata, definitivamente debes usar las armas legales para protegerte.Mientras decía esto, la mirada de la doctora caía intencionalmente sobre Damián una y otra vez. Era obvio de quién estaba hablando.Damián arqueó una ceja, se rió fríamente y se recostó contra la pared, observando a Valeria con una mirada que no era del todo sonrisa.Valeria había pensado en explicar, pero de repente recordó las palabras que Damián había dicho frente al doctor la última vez que estuvo en el hospital. También sintió un poco de venganza.No explicó que sus heridas no habían sido causadas por Damián, sino que asintió en acuerdo.—Tiene razón.La doctora vio que Valeria no par

—¿Eh?Valeria se quedó aturdida por un momento. Su expresión era como la de una niña que no entiende, sus ojos mostrando cierta ingenuidad.Damián frunció el ceño y le sujetó la barbilla: —¿Estás fingiendo?—No es eso, yo... —Valeria se quedó sin palabras.Las palabras de Damián habían sido demasiado inesperadas. ¿Qué significaba darle un hogar? ¿Acaso Damián se casaría con ella?Solo pensarlo le parecía imposible. Se rió suavemente y levantó la mano para empujar a Damián hacia un lado.—No te burles de mí, esa broma no tiene gracia.Pero no pudo moverlo. Damián incluso se acercó más a ella aprovechándose: —¿No me crees?Valeria volteó a mirarlo otra vez. Aprovechando la tenue luz de la luna observó el rostro de Damián. Incluso con esa luz tan tenue, los contornos de su cara seguían siendo perfectos.Valeria suspiró: —Si lo que quieres es consolarme, entonces lo lograste, me siento mejor.—Durmamos.Sus palabras sonaban como si estuviera consolando a un niño. Después de hablar, cerró l

—Valeria, ¿no podrías bajar un poco la guardia conmigo?—Lo que le pasó a tu madre no fue intencional. ¿Cómo iba a imaginar que Regina sería capaz de matarla?—¡Lárgate de aquí!Valeria lanzó furiosamente el bolígrafo que tenía en las manos: —No te atrevas a volver a mencionar a mi mamá. Sal de mi oficina ahora mismo, o llamo a la policía inmediatamente.Su voz sonaba helada, y si prestabas atención, también temblaba ligeramente. Su mirada era tan feroz que parecía querer comerse a alguien vivo, tanto que incluso Arturo sintió un escalofrío.Con las pruebas en manos de Valeria y tantos ojos observando, Arturo no podía hacer nada más que mirarla con expresión sombría.Después de un largo silencio, volvió a hablar: —Sé que todavía estás furiosa, pero ya lo he pensado bien. ¿No quieres el Grupo Rivas y todo lo que te dejó tu madre? Puedo darte todo eso. De ahora en adelante, no volveré a involucrarme en el Grupo Rivas y tú serás la verdadera dueña. Lo reconozco, tienes más talento que yo.