Aunque ya había caído en desgracia, Amparo seguía siendo la mujer más preferida en el palacio. Aunque su cara estuviera desfigurada, el emperador seguiría apreciándola unos días más, lo que demostraba su gran talento.Valeria era leal y actuó siguiendo las órdenes de su señora, pero Tullia no se atrevía.Tullia temía que si Amparo volvía a ser apreciada por el emperador, ella perdería la vida.Tullia ya había sospechado que si la emperatriz la había sacado, no sería para nada bueno, pero no esperaba que fuera una tarea tan complicada.Se quedó inmóvil.Valeria no podía controlar a Amparo sola, y terminó empujada por ella.—¡Beatriz, ni se te ocurra tocarme un solo cabello! ¡El emperador no te perdonará! ¡En este palacio, nadie, excepto el emperador, se atreve a quitarme la ropa! ¡¿Quién te crees que eres…?!Serafina miró con seriedad a Tullia.—¡Hazlo!Tullia, intimidada por su mirada, aunque a regañadientes, no tuvo más opción que obedecer.—Amparo, perdóname el atrevimiento.Se escuc
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