All Chapters of Venganza en la Corte de Jade: Chapter 151 - Chapter 160

Claudio terminó de hablar y se levantó, sacudiéndose las mangas.Amparo se desplomó en el suelo, extendiendo sus brazos sin fuerza hacia adelante, su cara retorcida de desesperación.—¡No!—¡Majestad! ¡Majestad, no me abandone!—¡Majestad!¿Por qué estaba pasando esto?¡¿Cómo podía el emperador rechazar su Sanguis Cordis?!¿No es acaso Veneno de las Sombras algo que nadie puede curar, excepto ella?¿Por qué, entonces?Amparo apretó los puños, con los ojos llenos de rabia y lágrimas.¿De verdad iba a ser exiliada?—¡No!***Claudio regresó al Palacio de la Corona, y su ira no parecía disminuir.Décimo lo recibió con cuidado, prestando atención a cada cambio en su cara.Aunque no sabía bien lo que había pasado, el exilio de Amparo y la autocrítica que Claudio escribió dejaron a todos impactados.Claudio se sentó frente al escritorio, tomó la pluma y escribió un fragmento de Incantatio Serenitatis.Esa era la invocación que la asesina le había enseñado.Él de verdad necesitaba calmarse.L

Amparo temía ser llevada a Lupanar Umbrarum, su cuerpo temblaba.Cuando Cayo la soltó, ella cayó al suelo.Le preguntó a Serafina.—¿Ustedes… ustedes, la familia Ruiz, protegen tan bien a la futura emperatriz? Antes de casarse, siempre viajaba en secreto. ¿Por qué no piensas? Aunque yo haya ordenado que esos bandidos capturaran a las personas, si nadie me hubiera informado, ¿cómo habría sabido cuándo salías y qué camino tomabas?Serafina mantuvo su cara seria y de repente miró a Prisca.Prisca asintió y respondió con calma.—Amparo, tiene razón. Señor Ruiz es muy cauteloso, y la señorita...Prisca se dio cuenta de que Amparo todavía estaba allí y cambió de tema.—Cada vez que usted salía de casa, siempre estaba acompañada de guardias leales a señor Ruiz. El carruaje siempre era discreto, y las rutas de regreso cambiaban todo el tiempo. Ni los sirvientes del palacio sabían que ella había salido... pero los guardias que la protegían eran leales, nadie traicionaría, y todos ellos están mu

Cayo tenía algo que informar, así que Serafina le pidió a Prisca que se retirara y regresara a cuidar a Beatriz.La luz de la luna iluminaba a Serafina, envolviéndola en un resplandor tenue.Su cara permanecía sin mostrar emociones.—¿Qué es tan urgente? —preguntó Serafina.Cayo ya tenía las palabras en la punta de la lengua.—Esa mujer, según lo que me dijo, la dejé muda como me pediste y la envié a Lupanar Umbrarum. La dueña del lugar, siguiendo las reglas, primero la revisó y luego decidiría si la aceptaba o no. Estuve esperando afuera, y pronto la dueña salió furiosa y me regañó.—¿Te imaginas qué pasó?Serafina lo miró con seriedad.—¿Qué pasó?Cayo no pudo seguir con el misterio y, sintiendo la necesidad de contar todo, continuó.—La dueña dijo que no era una mujer completa, que tenía cierre vaginal.Cuando escuchó esto, los ojos de Serafina brillaron con impacto.¿Cierre vaginal?Eso significaba que Amparo no podía mantener relaciones sexuales ni concebir hijos, ni siquiera su c

Marcia sirvió a Amparo durante muchos años, y al igual que Servio, hizo muchas cosas malas en nombre de Amparo.Serafina no podía dejarla ir.Cometió un error, así que debía ser castigada.Por lo tanto, Marcia fue encerrada en el Tribunal de Castigo.—¡La emperatriz me engañó! ¡Me engañó!Pero no importaba cuántos gritos lanzara, nadie la escuchaba.Palacio de la Concordia.Serafina decidió ir al bosque donde Beatriz fue secuestrada, para examinarlo a detalle.Cuando cayó la noche, salió del palacio a escondidas.Dejó a Cayo al cuidado de Beatriz y, con Prisca, se dirigió al bosque.Lo que ocurrió ese día, ahora solo Prisca lo sabía con claridad.Prisca tenía buena memoria, y esa experiencia había quedado grabada profundamente en su corazón, algo que nunca olvidaría.Señaló un lugar y recordó:—Señora, fue allí. En ese momento, nuestra carreta fue detenida por bandidos de montaña. Los guardias pelearon con los bandidos, y yo y Dahlia protegimos a la señorita. Saltamos de la carreta y e

Serafina no esperaba que Claudio llegara tan tarde a verla.Avis Nuntia voló fuera del Palacio de Concordia, sin causar gran conmoción.Pero Claudio y los guardias a su lado eran expertos en artes marciales con un dominio interno profundo; cualquier sonido, por mínimo que fuera, no escapaba de sus oídos.Serafina escondió rápido la carta secreta y miró hacia la dirección por donde Avis Nuntia voló.Lo urgente ahora era generar más ruido...Serafina gritó de inmediato.—¡Hay un asesino!Valeria reaccionó rápido y también gritó.—¡Ayuda! ¡Protéjanla, Majestad!En ese momento, Claudio y los guardias entraron al salón principal.Claudio fue directo al salón interior.Pero lo que le preocupaba primero no era la seguridad de Serafina, la emperatriz.—¿Dónde está el asesino?¿Acaso la asesina que la ayuda estaba otra vez causando problemas?Esa asesina había roto el Veneno de las Sombras, su energía interna aún no se recuperaba, ¿cómo se atrevía a correr por el palacio?Aunque tampoco estaba