Marisol observó a Elena arrodillarse y no pudo evitar sentir dolor en el corazón, pero... ella era también la madre a quien más odiaba.—Por haberte dado a luz, todavía te digo 'mamá', pero esta será la última vez.El tono de Marisol era sereno, pero helado hasta el extremo.—¿Lo recuerdas todo, verdad? Cada vez que cedí, fue porque tú me convenciste usando este favor. Si no fuera por ti, nunca habría llegado a este punto.—Mamá, si pudiera elegir, tampoco habría querido que me dieras a luz.Al escuchar estas palabras, Elena prorrumpió en llanto desconsolado:—No... mi Maris... realmente sé que me equivoqué...Sin embargo, Marisol ya no quería mirarlos ni un segundo más. Se dio la vuelta y solo dejó una frase:—Váyanse todos, déjenme en paz.Viendo la figura resuelta de Marisol alejándose, Elena se desplomó en el suelo, sollozando cada vez más...De vuelta en la habitación del hospital, Marisol vio que Adrián tenía los ojos enrojecidos y no pudo evitar sonreír ligeramente:—Yo ni siqui
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