La sangre roja brillante le dolió en los ojos.Valeria estaba recostada en los brazos de María, su rostro mezclado de sudor y lágrimas estaba pálido como el papel.El personal médico la ayudó a pasar de los brazos de María a la camilla, ella se mordía los labios dolorosamente, la sangre que perdía tiñó la camilla de rojo al instante.Levantaron la camilla, la sangre goteaba...Santiago se quedó allí parado, viendo al personal médico llevársela en la camilla.Por donde pasaba, dejaba un rastro de sangre punzante.El señor Rodríguez, siempre calmado y sereno, en este momento perdió toda capacidad de reacción.Esa sangre enrojeció su visión, en su mente parecían resonar de nuevo esos sonidos ensordecedores de explosiones.Entre el fuego cruzado, alguien había usado su cuerpo imponente para protegerlo.Sonó el disparo, sangre tibia le salpicó la cara...Entre los zumbidos en los oídos, las sirenas de la ambulancia, los disparos y explosiones, quedó atrapado en una ilusión extremadamente di
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