—Valeria, no llores, no llores...Ella abrazó a su madre, acariciando suavemente su espalda.—Mamá, ya no lloraré, ninguna de las dos va a llorar.—No llores, no llores... —Yolanda abrazó a Valeria, dándole palmaditas en el hombro como un adulto consolando a un bebé—. Valeria no llores, Valeria no llores...Yolanda solo podía decir esas pocas palabras, pero para Valeria, ¡esto ya representaba una noticia increíblemente buena!***Yolanda se comportaba mucho más tranquila en el ambiente familiar.Pero recuperar completamente la cordura, según Leonel, tal vez no sería tan fácil.Por el momento, Yolanda solo reconocía a Valeria, cuando no perdía el control, se preocupaba por su “Valeria”.Además, el tiempo que Yolanda permanecía lúcida era muy corto.Después de estar despierta aproximadamente una hora comenzaba a tener sueño, o entraba en un estado de demencia y divagación.Leonel observó a Yolanda durante medio día, ya tenía una idea clara, prescribió varias fórmulas de medicina y pidió
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