Semua Bab La Dama que Nunca Cayó: Bab 91 - Bab 100

Fue en ese momento cuando Tomás al fin entendió que quizá Julieta siempre había sido su mejor opción.Ella tenía la fórmula de la señora Navarro y además era diseñadora. Con todo eso, ya tenía suficiente nivel para ser parte de los Meza sin que nadie la detuviera.A Tomás se le apagaron los ojos de a poco, sintiendo algo difícil de explicar en el pecho.Deslizó el dedo por la pantalla del celular y, de pronto, se encontró con una foto de Julieta.Estaba junto al mar.Atrás de ella, el océano azul se extendía como un manto sin fin.La sonrisa de Julieta era tan hermosa que parecía competir con las estrellas del cielo. Sus labios parecían tratar de contenerse, como si escondiera su felicidad y ternura.—Julieta, nosotros…Hablando de pronto, Emilia lo interrumpió, entrando rápido a la oficina. Había estado espiándolo por un rato.Para ella había sido un día muy pesado, y aun así Tomás no fue a consolarla; en vez de eso, se encerró en la oficina, para pensar en Julieta.Ya Tomás la había

En el Hotel Imperial Fornaluz.Laura había quedado con Julieta para cenar esa noche.Julieta tomó un taxi hasta el lugar. Cuando bajó, miró el horizonte: el atardecer pintaba el cielo de dorado; la escena era impresionante.Cerró la puerta del carro y caminó hacia la entrada del Hotel Imperial Fornaluz.Al entrar al vestíbulo lujoso, no hizo como los demás que hacían fila para pasar su tarjeta en la recepción. Ella tenía una tarjeta exclusiva, así que fue directo al piso donde se vería con Laura. Al mirar alrededor, vio que el salón reservado estaba al fondo del pasillo y fue para allá.Pero, por pura casualidad, se cruzó con Lautaro, Tomás, Emilia y el resto de su grupo. Todos estaban celebrando que Emilia había firmado un contrato con el señor Dupont.—¿Julieta? ¿Qué haces aquí? —le preguntó Marisol con voz aguda—. ¿No te da un poco de vergüenza? ¿Qué a dónde va mi hermano, tú vas detrás?Marisol nunca perdía la oportunidad de molestar a Julieta.Desde que alguien la venía amenazando

Marisol quedó atónita al escuchar lo que le dijo Julieta.Julieta la miraba en silencio, sin el más mínimo remordimiento. Antes, por ayudarla, había hecho cosas que ni ella misma entendía por qué.En ese momento, Marisol sintió que algo dentro de su pecho se rompía. La tristeza y el miedo la invadieron. Las manos le temblaban, tratando de controlar el pánico, pero era inútil.Con ese posgrado, su papá al menos la dejaría trabajar en la empresa. Pero ahora… ni eso tenía. Y como diseñadora de modas tampoco había logrado nada.¿Qué iba a ser de su vida ahora?Hasta para un matrimonio por conveniencia necesitaba ese título. Sin eso, ¿quién iba a querer comprometerse con una mujer sin título como ella?—Julieta, ¿cómo pudiste ser tan cruel? ¿Cómo eres capaz de arruinarme el futuro así…?Julieta la interrumpió.—Yo no fui la que destruyó tu futuro. Eso lo hiciste tú sola, Marisol. Tú también pasaste por momentos difíciles. Pero ahora que tienes un apellido de buena reputación, miras por enci

Tomás quedó completamente impactado por lo que escuchó.Las palabras que Julieta le había dicho en el pasado empezaron a dar vueltas en su cabeza:—Tomás, el Hotel Imperial Fornaluz tiene buena comida y excelente ambiente. Mi mamá te reservó un salón privado ahí. Como recién empiezas y no tienes mucho dinero, si tienes que recibir a clientes importantes, llévalos ahí. Es una sala VIP, no te hará quedar mal.Entonces, ¿la persona que tenía acciones ahí no era Julieta, sino su mamá?¿O será que Julieta ya era accionista desde antes?Eso sí que lo sorprendió.La sala de ese día la había reservado Lautaro, pero Tomás recordó que antes, cuando iba con Julieta, siempre tenía acceso a una sala privada, y el gerente, Domingo, lo trataba con una amabilidad especial.Ahora se dio cuenta de que ese trato no era por él, sino por Julieta.Incluso los clientes, cuando veían cómo el gerente lo atendía, le tenían más respeto.Tomás cerró los ojos y apretó los puños, luchando por no dejar que la rabia

—Por cierto, Laura, hace poco firmé un contrato para un personaje de videojuego y gané muchísimo dinero. En primavera, ¡las dos nos vamos a ir de viaje! Era una promesa que te debía desde hace rato, y ahora por fin puedo cumplirla.Laura se emocionó al instante y dijo:—¡Sí, sí, sí! Me lo debes desde hace cinco años. Íbamos a ir antes de salir de la universidad, pero tú estabas muy ocupada cuidando a ese Tomás, y al final nunca fuimos. ¡Ahora sí lo vamos a hacer!—Ajá. Además, el proyecto que acabo de cerrar incluye modelos, y quiero colaborar con tu empresa. Princesa Preciosa S.A también aceptó, saben que ustedes son muy profesionales.Laura casi brincó de la emoción. Se puso de pie, abrazó a Julieta y le dio un beso en la mejilla, agitándola de lo contenta que estaba.—¡Ahhh, Julieta, eres la mejor! Siempre apareces cuando más te necesito. Mi propia familia me da la espalda, pero tú… tú eres la única que siempre ha estado conmigo.Tenía los ojos aguados por la emoción. A veces pensab