All Chapters of La Esposa que Renació sin Él: De Invisible a Inalcanzable: Chapter 61 - Chapter 70

Carmen aún estaba durmiendo cuando la despertaron los golpes en su puerta.Al abrir la puerta y ver la expresión de Gabriel, se puso en alerta.—Señor, ¿qué pasó?Los ojos de Gabriel se veían algo fríos.—¿Cuándo fue la última vez que la señora regresó?A un lado, María tenía las uñas clavadas en las palmas de las manos. “Esa maldita se había mudado”. Ella apenas había sido la señora de la casa por unos días y no quería ver a Keyla en la casa nunca más.—La señora regresa todos los días...Carmen parecía confundida, pero reaccionó rápidamente.—Oh no, esta noche no, se acerca el octogésimo cumpleaños de la abuela. La señora la llamó para que regresara a la mansión a ayudar con los preparativos.Los ojos de María mostraron sorpresa, llena de preguntas. “¿Por qué Carmen estaba ocultando que se había mudado? ¿Acaso también pensaba que, comparada con Keyla, ella era más adecuada para ser la señora de esta casa?” Pensando en esto, no pudo evitar sonreír y miró a Gabriel.—Ya, es solo que Ke

Aunque Keyla no había planeado que Gabriel viniera a recogerla del trabajo, al ver la escena de María corriendo hacia Gabriel, aún sentía ironía. Él empujó a la mujer que tenía en sus brazos y, cuando iba a decir algo, algunos colegas con ojos agudos comenzaron a bromear.—María, ¿este es tu novio?Durante el día, María había estado presumiendo abiertamente toda la jornada. Tenía un novio alto, guapo, tierno y adinerado. El auto deportivo de la mañana había sido un regalo de su él. Entonces, al verlo, esperaban que no hubiera mentido para nada. En verdad, era un hombre alto, rico y guapo. No estaba en la misma categoría que los típicos hombres altos, ricos y ordinarios. Su temperamento también era muy bueno y distinguido.María, un poco apenada, se acomodó el cabello detrás de la oreja, mirando a Gabriel.—Estos son mis colegas.Gabriel arrugó la cara y, cuando levantó la cabeza para mirar, ¡Keyla se había ido! Él no respondió, todos pensaron que tenía una personalidad introvertida. A

Ya que era para evitar a Mariano, se trataba de un asunto personal. Keyla arrugó la frente y perdió su buena actitud.—Señor Rodríguez, no recuerdo que tengamos algo que necesite hablarse en privado.Miguel la miró de reojo: en sus ojos había frialdad.—Luis me pidió que te devolviera algo, ¿no lo quieres?Keyla no dijo nada más y miró a Mariano.—Vete.Mariano se sintió algo intranquilo, pero pensando que, después de todo, los dos habían sido hermanos, Miguel no debería hacer nada malvado, así que se fue. En cuanto se marchó, Keyla extendió la mano.—¿Qué cosa?Miguel ni siquiera movió los párpados. Metió una mano en el bolsillo y caminó hacia afuera.***Ella no podía imaginar qué lo había dejado en casa de Luis, solo pudo resignarse a seguirlo. El hombre no sabía cómo había reconocido su auto. Se detuvo frente a su carro, tiró de la manija de la puerta y no hubo reacción. Entonces levantó los ojos para mirarla. Keyla respiró profundamente.—¿Para devolver algo también hay que subir

—Sí.Esa chica también se había enterado la vez pasada, al escuchar la conversación entre Keyla y Rosa. Entonces, bajó la voz.—Pero Keyla no quiere que mucha gente lo sepa. Yo me enteré por casualidad.—No se lo digan a otras personas, ¿sí?—Tranquila.María le palmeó el hombro y se levantó con prisa.—Ya estoy llena, ustedes sigan comiendo.Salió del comedor, entrecerró los ojos con satisfacción, se volteó e inmediato marcó a su hombre.—¡Gabriel! Acabo de escuchar algo, no tengo claro si debería decírtelo o no, pero también siento que no debería ocultártelo...Él estaba en una reunión y su tono era gentil.—¿Qué cosa?—Keyla y Mariano, su relación no debe ser simple.Arrugó la frente. Cuando iba a decir algo, María dijo:—Escuché que ella le dijo a la gente de la clínica que se había divorciado. Todos saben eso. Cuando lo escuché recién, también me sorprendí.Gabriel se levantó de golpe y salió de la sala de juntas.—¿Qué dijiste?—Gabriel...María le recordó con tono cauteloso:—Es

Viendo su actitud tan normal, Keyla solo sentía que era gracioso. ¿Cómo no había notado antes que Gabriel era una persona tan contradictoria?Sin embargo, pensando que en solo cuatro días estarían divorciados, tampoco tenía ánimos de debatir nada. Usó esa misma estrategia que empleaba para lidiar con los Rodríguez y habló con seriedad, pero de forma fingida:—Sí, no malinterpretes, entre Mariano y yo no existe nada.Las frases típicas de los infieles. También había aprendido eso. Los ojos de Gabriel se iluminaron. Le revolvió el cabello como si tranquilizara a una niña.—Claro que confío en ti.Durante muchos años, Gabriel la había consolado de esa manera. Incluso, cuando antes discutía con Miguel, cuando otros amigos de su hermano no se atrevían a defenderla, solo él intercedía por ella. Entonces, Keyla puso en marcha el auto. Todavía no había encontrado una excusa apropiada para huir, cuando su teléfono sonó de improviso. Era una llamada de Mariano.La mirada de su acompañante se fij