Pero en la tarde, cuando Aitana tomó el metro para ir a su casa y revisó el celular, la foto ya no estaba en las tendencias.Seguro fue cosa de ricos; les gusta vivir bajo la sombra, sin que nadie los moleste.Unos días después, la vida de Aitana volvió a la calma.Una tarde, después de comprar verduras y regresar a casa, se rompió una tubería en el apartamento de Josefa, y un vecino le dijo a su hijo que fuera para que la reparara. Era un hombre joven, de apariencia delicada. Aitana le dio las gracias; justo había comprado fruta, así que le dio unas cuantas manzanas como gesto de agradecimiento.Cuando el joven se fue, Josefa le tomó con cariño la mano a Aitana.—Ese que acaba de irse se llama Miles, es el hijo de Priya. Es profesor de historia en el Colegio Valle Dorado. Tiene veintisiete años, igual que tú.Aitana se sintió un poco rara; no podía creer lo que Josefa iba a decir. Detrás de una sonrisa malvada, Aitana le respondió:—Ay, Josefa, no me vengas con eso, mi hija ya tiene
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