La lluvia caía con fuerza.Valeria no llevaba paraguas y envolvió con su chaqueta a la pequeña Sofía.—Santiago, mi niño, quédate detrás de mamá —dijo, usando su cuerpo para proteger a su hijo de la lluvia.Cuando estaba a punto de ir al coche, aparecieron dos personas, con paraguas en mano, caminando rápido hacia ella.—Señorita Valeria, déjenos a la niña —dijo uno, tomando a Sofía.Valeria supo que eran los hombres de Eduardo y llegaron rápido.Le entregó a Sofía y se agachó para recoger a Santiago.—Mamá, me da miedo que te canses si me cargas —protestó él.—Pero vosotros dos son los tesoros de mamá, ambos necesitan un abrazo —respondió Valeria.Santiago la abrazó por el cuello de inmediato.—Gracias, mamá.Ellos no lo decían frente a Carolina, pero en privado siempre lo reconocían:Cuidar de ellos no era obligación de Valeria, sino de Carolina, pero lo hizo todo Valeria, así que preferían a Valeria.En la entrada del hospital, Sebastián los vio subirse a un auto de lujo. La matrícu
Baca selengkapnya